Astronomía

Descubren ocho de las estrellas más calientes del Universo: son soles a punto de morir

La más abrasadora de todas alcanza una temperatura superficial de 180.000 grados Celsius: es 31 veces más caliente que nuestro Sol

Observación centrada en la estrella O(H) recién descubierta SALT J203959.5-034117 (J2039).

Observación centrada en la estrella O(H) recién descubierta SALT J203959.5-034117 (J2039). / Créditos: Tom Watts (AOP), STScINASA, The Dark Energy Survey.

Pablo Javier Piacente

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Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto ocho de las estrellas más calientes del Universo, todas con superficies a más de 100.000 grados Celsius. A pesar de ser estrellas en la etapa final de su vida, son como mínimo cien veces más brillantes que el Sol: el hallazgo brinda nuevos datos sobre los procesos de evolución estelar en el cosmos.

Un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society muestra que las estrellas próximas a morir no son enormes cuerpos helados vagando por el cosmos, sino más bien todo lo contrario: ocho de las estrellas más calientes y brillantes del Universo son enanas blancas o enanas pre-blancas, o sea soles en edad avanzada.

Los astrónomos a cargo del nuevo estudio se basaron en datos aportados por el Gran Telescopio de África Austral (SALT), el telescopio óptico individual más grande del hemisferio sur. Según una nota de prensa de la Royal Astronomical Society (RAS), en el Reino Unido, los científicos desarrollaban en principio una investigación sobre estrellas subenanas ricas en helio.

Más calientes y más brillantes

Sin embargo, hallaron varias estrellas enanas blancas y enanas pre-blancas extremadamente calientes, una de las cuales tiene una temperatura superficial de 180.000 grados Celsius, cuando nuestro Sol alcanza apenas los 5.800 grados Celsius. Las temperaturas extremadamente altas y el intenso brillo de estos nuevos descubrimientos se considera inusual para las estrellas enanas blancas y pre-blancas.

Las enanas blancas son los objetos en los que se transforman la mayoría de las estrellas luego de agotar el hidrógeno que las nutre, ya en una etapa avanzada de su ciclo vital. Su tamaño es aproximadamente el de la Tierra, pero su masa se asemeja a la del Sol: son las estrellas más densas que existen en el cosmos, compuestas por materia normal. Las enanas pre-blancas, en tanto, son algunas veces más grandes y posteriormente se encogen para volverse enanas blancas, en un proceso que lleva unos pocos miles de años.

Una de las estrellas identificadas es la estrella central de una nebulosa planetaria recién descubierta, que tiene un año luz de diámetro, o sea aproximadamente 9 billones de kilómetros. Otros dos ejemplos son estrellas pulsantes o “variables”. En todos los casos, se encuentran en una etapa avanzada de su ciclo de vida y se acercan al final de su existencia como enanas blancas. 

Casos extraños

Los especialistas saben que nuestro Sol es lo suficientemente caliente para la etapa en la que se encuentra, pero han descubierto con relativa facilidad estrellas que alcanzan alrededor de 20.000 a 50.000 grados Celsius de temperatura superficial, que claramente son más calientes que nuestra estrella. Sin embargo, no es tan sencillo descubrir estrellas que superen esas temperaturas.

En ese sentido, los científicos reafirmaron que las estrellas con temperaturas efectivas de 100.000 grados Celsius o más son increíblemente raras. Identificar tantas de estas estrellas ayudará a aumentar nuestra comprensión de las últimas etapas de la evolución estelar y, en definitiva, del funcionamiento real del Universo y su dinámica. 

Aunque el objetivo inicial era explorar vías evolutivas entre grupos de estrellas altamente evolucionadas, los astrónomos dirigidos por Simon Jeffery terminaron protagonizando un descubrimiento pionero, que además de aclarar cuestiones centrales sobre la evolución de las enanas blancas también podría arrojar nueva luz sobre la formación de nuestra galaxia