Entrevista
Irene Escolar se desdobla en 'La Ruta. Vol. 2: Ibiza': "Me daba miedo no estar a la altura de la primera temporada"
Las 10 series que no te puedes perder este octubre
La actriz interpreta a dos personajes distintos, madre e hija, en la serie de Atresplayer

Irene Escolar / ATRESMEDIA

En 'La Ruta. Vol. 2: Ibiza', la segunda temporada de la serie sobre el fenómeno del Bakalao, hay dos actores que se enfrentan al reto de interpretar a dos personajes, como un juego de espejos entre dos generaciones. Lo hace el protagonista, Àlex Monner, pero también Irene Escolar, uno de los fichajes de los nuevos episodios. La actriz de 'Las abogadas', 'Dime quién soy' y 'Las largas sombras' da vida a una madre 'hippy' en la Ibiza de los años 70, Violeta, y a su hija, ya en los 90, Olivia.
--¿Cómo recaló en la serie?
Recuerdo ver la primera temporada y pensar: “¿Pero esto qué es? ¡Qué buena!”. La vi dos veces porque me fascinó. Ese nivel de escritura es muy difícil de encontrar. Cuando surgió la oportunidad de participar y, además, interpretando a dos personajes, fue un orgullo. Me hacía muchísima ilusión trabajar con este equipo y con Caballo Films, porque siempre trabajan desde la humanidad y la inteligencia. Te hacen sentir muy partícipe del proceso creativo. Me daba miedo no estar a la altura de los actores de la primera temporada, que están increíbles, y el reto era interpretar a dos personajes distintos.
--El personaje de Violeta podría caer en el estereotipo de la 'hippy'. ¿Cómo se documentó para evitarlo y darle credibilidad?
Ahí hubo mucho trabajo conjunto con Johanna, la jefa de vestuario, y con el equipo de maquillaje y peluquería. Queríamos que no fuera la típica rubia 'hippie', sino alguien real, y buscamos ropa auténtica de la época. Una de las cosas que más me sirvió fue leer 'Las chicas', de Emma Cline, sobre el entorno de la secta de Charles Manson; la protagonista me recordaba mucho a Violeta. También me inspiré en Anita Pallenberg, musa de los Rolling Stones, y en un documental superchulo sobre su vida que vi en Movistar Plus+.
--Violeta es una mujer libre, pero imperfecta. ¿Cómo encontró el equilibrio entre no verla como una madre irresponsable pero también entender que comete muchos errores y las consecuencias que tiene eso sobre su hija, Olivia?
Para mí fue muy importante entender cuál era la herida de Violeta. Ella también es hija, y eso también le pesa. Vive en una gran contradicción: la mujer que quiere ser frente a la educación que recibió, que la marcó. Asume una maternidad no deseada de la que se tiene que hacer cargo, sin saber muy bien cómo afrontarla. Tiene algo oscuro, sobre todo en su relación con Leo, que intenta 'captarla' y llevársela a su terreno. Ella quiere reivindicar su libertad, pero eso implica dejar de lado a su hija. Luego vemos cómo Olivia carga con esa herida, esa orfandad. Es una mujer mucho más tímida, que a diferencia de su madre no tiene la necesidad de ser líder, sino que hay como una especie de conexión espiritual por algo a lo que ella se ha tenido que agarrar para sobrevivir.
--¿Le ayudó ser fan de la primera temporada o le supuso más presión?
Cuando algo te gusta mucho, también te puede jugar malas pasadas. Vas a la prueba en un estado de estrés y nervios que puedes estropearlo. Recuerdo que fueron pruebas muy largas e intensas, con mucha improvisación que te llevaba a entrar en lugares muy oscuros. Intenté calmarme y centrarme, hacer meditación para no perder la perspectiva. Había tanta gente haciendo pruebas para estos personajes que era una de esas veces que pasan muy poco que dices: “Voy a tener un buen guion”.
--La serie habla mucho de maternidades distintas, sin que una sea mejor que otra. ¿Cree que ese es uno de los grandes temas de esta temporada?
Sí, eso se ver porque hay tres mujeres que son madres de formas diferentes, en épocas distintas. Los 70 no son los 90. Una piensa que lo tiene que hacer de una manera, la otra le abre a la primera un mundo de posibilidades, pero tampoco le acaba de funcionar porque está hiriendo a su hija. Es muy difícil. Yo no soy madre, pero lo veo en mis amigas: hay mucha contradicción, es muy complejo y no se puede juzgar. Cada una hace lo que puede.

Irene Escolar, en 'La Ruta. Vol. 2: Ibiza' / LAIA LLUCH / ATRESMEDIA
--El rodaje se vio afectado por la DANA en València, tal y como se recuerda en los títulos finales de serie, que rinden homenaje a las víctimas. ¿Cómo lo vivió?
Yo llegué justo cuando había pasado, tenía que haber llegado antes pero todo se paró y se retrasó. Lo más bonito fue todo lo que ocurrió a nivel colectivo, porque el equipo de rodaje de València se volcó en ayudar. Había mucha tristeza, un desconcierto muy grande, pero fue emocionante ver cómo todo el equipo se unió con mucha humanidad. Algunos venían al rodaje sin dormir, tras pasar la noche limpiando barro y ayudando a vecinos. Luego tuvimos que parar de nuevo porque había una previsión que decía que podía venir otra DANA. Estábamos en el rodaje y empezaron a sonar las alarmas en los móviles. ¡El susto que nos dimos! Son cosas con las que uno tiene que ir lidiando.
--¿Qué época le gustó más rodar, la de los 70 o la de los 90?
La de los 70. La serie habla justamente de cómo en esa época empiezan los planes urbanísticos, la construcción, la explotación de la isla... Estaban los payeses, los lugareños, pero hasta ese momento el turismo no estaba masificado y no era lo que es ahora.
--Eso tiene ecos muy actuales, con lo que está pasando con el turismo no solo en Ibiza, sino en muchas partes de Eespaña.
Sí, eso es el inicio y ahora nosotros estamos viendo cómo ya es todo una locura y la gente que vive en Mallorca no puede ir a las playas porque están invadidas.
--¿Cómo se ha mantenido la esencia de la primera temporada en este nuevo contexto?
La música ha sido clave. En esta temporada quizá la droga no está tan presente, igual tiene un componente más espiritual incluso por los menos en mis tramas, pero la música sigue siendo el alma. Han hecho un trabajo increíble en ese sentido.
--Y si tuviera que elegir entre la música de los 70 y la de los 90, ¿con cuál se quedaría?
Me quedo con la de los 70. Hay un momento precioso en la serie en el que el hijo de Pau Riba toca con la guitarra una canción de su padre, 'Noia de porcellana'. Yo soy más de cantautores.
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