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Entrevista

Juan Diego Botto: "Quedarse al margen es una forma de tomar partido, como ahora con el genocidio"

El actor protagoniza la serie de Movistar Plus+ 'El Centro', que humaniza a los espías del CNI

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Juan Diego Botto

Juan Diego Botto / JUANLU REAL

Marisa de Dios

Marisa de Dios

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Juan Diego Botto creció asistiendo, casi sin quererlo, a las clases de interpretación que daba su madre, Cristina Rota, en el salón de casa. Por eso nunca pensó en otra cosa que en ser actor. El protagonista de 'Historias del Kronen', 'Martin (Hache)' y 'Me gusta conducir', también director teatral y de cine, encabeza ahora el reparto de 'El Centro', la serie de Movistar Plus+ que humaniza a los espías del CNI español.

—Cuando se dice que 'El Centro' trata sobre espionaje, uno se imagina a James Bond, pero esta serie no tiene nada que ver con el agente 007.

Justamente una de las cosas que más me atrajeron del proyecto fue alejarme de esa imagen del espía con traje y pajarita, entrando en un casino y tomándose un Martini. Aquí vemos a funcionarios que van a una oficina, comen en un comedor comunitario y desayunan churros en una lavandería. La serie desmitifica ese universo de los servicios de inteligencia y lo trae a nuestro país, con sus virtudes y defectos.

—Los personajes son muy humanos. El suyo, por ejemplo, incluso se prepara sus tápers.

No hay nada más humano que llevarte un táper a la oficina. Mi personaje, Michelin, es un tipo que disfruta cocinando y cuidándose, y en eso encuentra un pequeño refugio. La serie está llena de esos detalles: de quedar con la jefa para salir a fumar, llevarle churros a un compañero… son pequeños gestos que construyen a los personajes.

—Michelin parece un hombre tranquilo, pero da la sensación de estar cansado y a punto de explotar con la responsabilidad que conlleva su trabajo.

Sí, yo lo imaginaba como un hombre cansado antes incluso de empezar la historia, alguien que ya tiene ganas de jubilarse. Ha pagado el precio del desgaste que implica su trabajo, tanto profesional como personal. Lleva muchos secretos encima, su 'disco duro' está casi lleno. Lo que pasa es que en el primer capítulo se produce la muerte de un compañero, él se siente muy implicado y tiene que seguir adelante. Vemos que es meticuloso y obsesivo, pero también un tipo al que te dan ganas de abrazar, porque está muy cerrado en sí mismo y nunca sabes exactamente si está contento o no. Disfruté mucho construyéndolo, pero de entrada lo ves y dices: ¡Cuánto lleva encima este hombre!

—La serie va de espías pero sobre todo gira en torno a la lealtad, porque hay un topo en el equipo.

La lealtad es fundamental, sobre todo en un grupo de personas que no puede contarle ni a su familia en qué trabajan. Sus compañeros son la única gente con la que pueden tener una mínima intimidad, con lo cual una traición interna es lo peor que les puede ocurrir, y más cuando implica la muerte de un compañero.

—¿Tuvieron acceso a personal del CNI durante la preparación?

Sí, tuvimos la suerte de que nos recibieron y nos dejaron entrar en parte de la sede del CNI en Madrid. Nos contaron cómo trabajan, lo que pudieron o quisieron contarnos, y descubrimos hasta qué punto viven rodeados de secretos. Por ejemplo, si empiezan una nueva relación no le explican a esa pareja que son del CNI, y a los hijos no les dicen a qué se dedican hasta que son adultos. A veces ni sus amigos íntimos lo saben. Eso me impresionó mucho.

—¿Qué más le sorprendió de ellos?

La normalidad. Si los ves por la calle, no pensarías jamás que son espías. Son como tu vecino del quinto.

Juan Diego Botto e Israel Elejalde, en 'El Centro'

Juan Diego Botto e Israel Elejalde, en 'El Centro' / MOVISTAR PLUS+

—Aunque es ficción, la serie tiene tintes muy reales: los rusos como oponentes, las 'fake news'…

Sí, es una trama inventada, pero con tres o cuatro anclajes en la realidad que la hacen verosímil: la trama de los rusos, las 'fake news', las referencias a las megacárceles de Bukele… Eso hace que en la imaginación del espectador todo resulte muy verosímil. Son elementos que vinculan la ficción con el presente y la hacen más creíble.

—¿Le gusta especialmente el género de espionaje?

Sí, mucho. No tanto la parte de acción, sino las historias de espías más parecidas a las novelas de John le Carré, la complejidad de ir montando un puzzle complejo, los secretos, las traiciones... 'El Centro' va un poco por ahí. No hay persecuciones ni explosiones, sino que se trata de ir siguiendo una trama hasta llegar a los malos.

—Usted también ha dirigido teatro y una película, 'En los márgenes'. ¿Cree que la ficción debe tener compromiso social?

Creo que la ficción, en general, aporta una mirada sobre el mundo en el que vivimos y, aunque uno piense que no, todas tienen un posicionamiento determinado sobre la realidad que están describiendo. Todo producto artístico tiene una mirada política sobre el mundo en el que vivimos, aunque sea la comedia romántica más banal. Pero normalmente tendemos a llamar cine político a los que tienen una mirada crítica sobre esa realidad. ¿Todas deben tenerla? No lo sé, pero en cualquier caso a mí me interesan las ficciones que la tienen.

Juan Diego Botto y Elena Martín Gimeno, en 'El Centro'

Juan Diego Botto y Elena Martín Gimeno, en 'El Centro' / MOVISTAR PLUS+

—¿Y los actores deben tener también compromiso político o puede ser contraproducente?

Que cada uno haga lo que considere. Pero sí creo que los ciudadanos debemos implicarnos en el mundo en el que vivimos, porque la sociedad que habitamos se construye entre todos. Hay momentos en los que quedarse al margen es una forma de tomar partido. Por ejemplo ahora, cuando estamos viviendo un genocidio, permanecer ajeno, de alguna manera, también es una manera de tomar partido.

—¿Nunca se ha arrepentido por mojarse políticamente?

No. Ya cuento con que cada vez que uno emite una opinión habrá 200 personas que te van a insultar porque están en contra. Es parte del juego. Lo importante es tener claro por qué lo haces, y hacerlo porque crees en ello, no porque sea lo que toca o es lo que están haciendo los demás. Asumes las consecuencias y ya está.

Juan Diego Botto y Tristán Ulloa, en 'El Centro'

Juan Diego Botto y Tristán Ulloa, en 'El Centro' / MOVISTAR PLUS+

—¿Va a volver a dirigir cine?

Espero que sí. Tengo un guion bastante avanzado y otro proyecto en primer borrador. Si todo va bien, espero rodar relativamente pronto.

—Viniendo de una familia de actores, ¿siempre tuvo claro que quería dedicarse a la interpretación?

Sí, desde que tengo memoria, no recuerdo haber querido ser otra cosa. Cuando lo mamas de pequeño y tu madre se dedica a esto, puede pasar que lo ames o que lo detestes. Mi madre, cuando empezó con la escuela de interpretación, la tenía en el salón de casa, así que lo veíamos todo el rato. En nuestro caso, tantos mis hermanas como yo nos enamoramos de la profesión.

—Lleva muchos años viviendo en España, pero nació en Argentina, de donde se exilió su familia. ¿Cómo ve la situación ahora allí?

Fatal. El país está en una situación económica desastrosa. El gobierno de Milei apostó por unos recortes salvajes para sostener la inflación y el dólar bajo, y todo le ha explotado por los aires. No sé que va a tener que vender Argentina para pagar la deuda que está generando este mandato. Se ha desfinanciado el Instituto contra el Cáncer, el del Cine, se han perdido subsidios que permitían comer a algunas familias, se ha recortado en hospitales… Es una crisis tremenda. Hoy hacer cine allí es casi un milagro, todo se hace a pulso y a pulmón.

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