Entrevista

Sonsoles Ónega: "Las tres horas de directo en televisión son las mejores del día, pero tienen su peaje"

La periodista consolida su programa en Antena 3, 'Y ahora Sonsoles', como el más visto en una temporada marcada por el estreno de 'La familia de la tele'

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Sonsoles Ónega, en el plató de 'Y ahora Sonsoles'

Sonsoles Ónega, en el plató de 'Y ahora Sonsoles' / ATRESMEDIA

Marisa de Dios

Marisa de Dios

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Las tardes televisivas españolas están viviendo este año una temporada de lo más movida: el estreno de 'La familia de la tele' en La 1, un programa que no acaba de cuajar entre la audiencia y que está obligando a TVE a probar múltiples cambios; el regreso de Ana Rosa Quintana a las mañanas de Telecinco... En Antena 3, 'Y ahora Sonsoles' se consolida como el magacín más visto, marcando este mayo su mejor mes desde junio de 2024, con una media del 10.9% de cuota de pantalla y 789.000 telespectadores. Pero su presentadora, Sonsoles Ónega, reconoce que en televisión nunca puedes estar tranquilo. "El espectador te reduce a la nada con un 'click' del mando a distancia", considera.

Estará satisfecha con los resultados de audiencia.

La verdad es que sí, porque cada temporada es una sorpresa con todos los cambios que está habiendo en la tarde. Estamos contentos con los resultados y por mantener la fidelidad del espectador.

¿Las audiencias le quitan el sueño?

Las audiencias nos deben preocupar, porque al final trabajamos para los demás y en cualquier actividad, todo se cuantifica. Si no vendes pan, acabarás cerrando la panadería, pues aquí es un poco igual. Pero las audiencias también ayudan a identificar sensibilidades sociales. En los últimos tiempos nos hemos abierto a temas aparentemente tratados en los medios con sesudez, como las pensiones o las herencias, y nos están dando muy buen resultado en la primera hora del programa. Así que las audiencias son un termómetro de afectos, pero también de intereses en los contenidos.

¿No quema mucho el directo?

Creo que lo de quemar puede entenderse desde varios puntos de vista. Desde el personal, no me quema el directo, me encanta. Esas tres horas que pasamos en el plató son las mejores del día, porque es la puesta en escena de tu producto. Pero indudablemente quema, son tres horas de exposición que requieren luego seis de reflexión, ocho de descanso y todo lo demás... Es decir, tienen su peaje.

¿Le salen todas las horas? Porque, además, escribe.

Sí que salen. Lo que pasa es que tienes que ser muy seria y estricta, aunque sin rayar la tiranía contigo misma.

El directo, eso sí, es impredecible: tanto se le puede medio ahogar una espectadora en plató como recibe una puya de Melody. Ambas cosas le han pasado.

Lo normal es que no pase nada, pero pueden pasar cosas, como que una señora se te ahogue, se desmaye o que Melody se dirija a ti sin posibilidad de réplica. El directo es impredecible, pero también es lo mágico. ¡Ojalá rompiéramos la escaleta más días!

Esta temporada ha habido muchos cambios en la competencia. ¿Le preocupó cuando anunciaron que 'La familia de la tele', con gran parte del equipo de 'Sálvame', llegaba a las tardes de La 1?

Más que preocuparme, me ocupa, porque además me resta tiempo. Como somos rivales, luego tengo que ver qué han hecho.

¿Ve a la competencia?

Intento verla, aunque sea rápido. Tienes que saber contra quién te estás jugando los cuartos de tu equipo, y los míos, así que estoy muy atenta a lo que hace todo el mundo. Desde que empezamos estamos cambiando y casi como inaugurando temporadas cada poco tiempo. Cada cambio nos obliga a reforzarnos y, sobre todo, a mirar con más atención lo que hacen los demás.

'La familia de la tele' no está consiguiendo las audiencias esperadas. ¿Le da tranquilidad, o es imposible conseguirla?

Nunca estás tranquilo, porque el espectador te reduce a la nada con un 'click' del mando a distancia. Yo creo que el espectador que se va es el espectador que no vuelve. Además, somos un equipo que tiene cierta tendencia a la autoflagelación, y me incluyo en la ecuación. Acabo diciendo: que el datazo conseguido no esconda que nos equivocamos en esto y aquello.

¿Respiró más tranquila cuando, el pasado febrero, Ana Rosa volvió a las mañanas de Telecinco y dejó 'TardeAR'?

No sé si tranquila es la palabra, porque nosotros estábamos haciendo el mismo programa que hacíamos antes de que las tardes de Telecinco cambiaran. Lo observé como lógica espectadora de lo que pasa en las tardes.

¿No considera que ha sido una temporada muy intensa, ya no solo por la actualidad (desde la dana hasta la muerte del Papa) sino por los constantes cambios en la tarde?

Los cambios que ha experimentado la franja desde hace ya tiempo, pero singularmente en esta temporada, han sido de cardiograma, interpretable con infarto. Porque te obliga también a diseñar el programa en función de lo que hace la competencia. Cada parrilla acaba afectando a la tuya, desde la colocación de la publicidad, de los temas... Y nosotros competimos contra formatos muy distintos: series españolas que me encantan, porque la industria de la ficción es una maquinaria generadora de riqueza, el programa de testimonios de Jorge Javier, el contenedor que ahora ha vuelto a cambiar y 'El cazador stars'... Todo eso nos afecta. Son pequeños terremotitos que nosotros sentimos. ¡Es que no hay una temporada tranquila!

Usted entra ahora también en esa industria de la ficción de la que hablaba porque Atresmedia está adaptando su novela ganadora del Planeta, 'Las hijas de la criada'. ¿Cuál es su grado de supervisión de la serie?

Ha sido, sobre todo, de supervisión de guiones, con autocompromiso de no meter mano. Pero con mucha satisfacción por no haberlo tenido que hacer, porque he visto lo que es una adaptación y que lo que funciona en un libro no tiene por qué hacerlo en televisión, como las descripciones larguísimas o los monólogos internos de los personajes.

¿El día que deje la televisión no dejará de escribir?

Seguro. Es problable que tenga más vida útil escribiendo que en la televisión, aunque lo digo sin saber qué va a pasar con mi vida. De la tele te echan los jefes, o el público porque no te ve, y en los libros te echa la gente pero puedes seguir escribiendo toda la vida.