Televisión y Mas

Paz

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Sergi Mas

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Como futurólogo no me ganaré la vida, porque un servidor estaba convencido que al tema de Eurovisión le quedaban dos telediarios. Pues no. Telemadrid: noche del pasado lunes, antes y después del informativo 'Diario de la noche' aparece en pantalla un rótulo en estos términos: 

"Ante la vulneración de los derechos humanos, el silencio no es una opción para este programa. Paz en Israel y en Palestina, para los homosexuales y las mujeres perseguidas en Irán, con la represión, el exilio y el fraude electoral en Venezuela, con los cristianos asesinados en Nigeria. Con todos. Siempre. No a veces." 

¿Qué quieren que les diga? Pues que yo firmaría este comunicado. Lo que está claro es que ya estamos inmersos en el campeonato mundial de "a ver quien la tiene más grande" o el Campeonato Europeo del "y tú más". Es evidente, como ya les apunté hace dos meses en esta misma columna, que la televisión pública no existe, que tan sólo nos queda el título, porque si lo fuera desaparecerían los comunicados, los posicionamientos y las posturas. 

Para poner más salsa al bacalao, el Director de Eurovisión, Martín Green, envió un mensaje a Pedro Sánchez, al asegurar que "la UER es una asociación de emisoras de servicio público y no de gobiernos". La bofetada a mano abierta todavía resuena en la Moncloa, aunque también creo que el Presidente ya tarda en contestar algo parecido a esto: "La UER lleva cinco años bajándose las bragas ante los deseos del principal patrocinador, que es israelí". Entiendo que Sánchez no debe bajar al barro y hablar de un festival de música porque hay otros temas y necesidades en el país. ¿Se imaginan a Donald Trump hablando de los Grammy? Bien: en este caso, yo sí.

Para arreglar el festival aporto dos propuestas: la primera es que las teles públicas no opinen a través de carteles; o sea, que no opinen, que para eso son públicas. Y de cara al año que viene, si continúa Eurovisión, que yo tampoco pondría la mano en el fuego de que fuera así, hacerlo todo más fácil: que la canción ganadora del festival sea votada por los propios intérpretes, a cara descubierta y desde el escenario, como en 'Gran Hermano' con las nominaciones. 

Aunque siempre aparecerá quien sostenga la teoría que un buen cantante le diera los 12 puntos al peor intérprete posible para que no le haga sombra en la votación final. Puede pasar, puede pasar. O no.