Las notas de 'La familia'

Tras casi una semana de emisión de la esperada 'Familia de la tele', aquí van las notas parciales del programa. Quienes tenemos décadas lo sufríamos en las llamadas evaluaciones trimestrales de la EGB. Del doble programa diario, que sinceramente no es de mi paladar televisivo, me gusta más el primer tramo que el segundo. Es decir, el 'Sálvame Naranja'. Parece que están todos más relajados...

Durante esta semana las audiencias han sido decepcionantes con respecto a las expectativas. Conozco muy bien la sensación que uno siente cuando participa activamente en un programa y a las 8.30 horas de la mañana recibes un whastapp con la audiencia baja del día anterior: te deja ko para todo el día. Este negocio va así. Por suerte, también conozco la sensación contraria, y les puedo asegurar que las ideas salen solas. 

No conozco personalmente a ninguno de los principales presentadores, con lo que la crítica pasada por el tamiz del amiguismo queda descartada. Pasada la primera semana el 'ranking' de sordos lo encabeza Kiko Matamoros, que de todos es quien más grita, quien menos escucha y quien menos ha aprendido en cuatro días de programa. Con la archisabida excusa de "tengo buena información", como si los demás no la tuvieran, habla cuando le da la gana. Kiko, insuficiente.

Belén Esteban progresa adecuadamente, y aunque lleva el freno de mano puesto respeta el turno de quien ostenta la palabra. Bien. A Aitor Albizua lo percibo extraordinariamente más cómodo en este formato que en 'Cifras y letras'. Hasta parecen dos personas diferentes, pero en el 'Sálvame Limón' (perdón, en 'La familia') creo que es él. Incluso ayer mandó callar a la Patiño porque quería dar el paso a un último video de Bertín Osborne. Aitor: Bien, cercano al notable. Creo que Inés Hernand se lo pasa muy bien y le sobra entidad para conducir el programa. Ayer se descojonaba sola cuando se equivocó llamando "Kike" a Kiko Matamoros. Y a la jerarca, a María Patiño, quien lleva el mando, la percibo intensa al 200%. Relax, please. 

Y dos cosas. Con tanto barullo, los efectos de sonido molestan más que aportan. Y ese plano de los cuatro presentadores más los invitados dando la espalda a las cámaras para ver las conexiones a través del video wall es penoso. Pónganles dos monitaracos delante y eviten ese plano, ¡¡que hay presupuesto!! (Y prometo no hablar de 'La familia' durante unos días)