Televisión

Una comensal de 'First Dates' sorprende cantando el himno del Barça a su cita

Un hombre va a 'First Dates' y pide matrimonio en pleno programa: "Me caso contigo"

Míriam, en 'First Dates'.

Míriam, en 'First Dates'. / Mediaset

Alexandra Costa

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El popular programa de citas 'First Dates', emitido por Cuatro, es conocido por presentar encuentros a ciegas llenos de sorpresas, personalidades diversas y, a veces, momentos verdaderamente singulares. Sin embargo, pocas entradas han sido tan temáticas y apasionadas como la de Míriam, una barcelonesa que llegó al restaurante del amor no solo buscando una conexión especial, sino también portando con orgullo los colores de su equipo: el Fútbol Club Barcelona. Su llegada, enfundada en una bufanda blaugrana, no dejaba lugar a dudas sobre una de las grandes pasiones de su vida, un fervor que pronto se convertiría en el protagonista inesperado de su cita.

Desde su presentación inicial, Míriam dejó claro que el Barça ocupa un lugar central en su existencia. Al rememorar sus vivencias como culé, destacó un momento grabado a fuego en la memoria colectiva del barcelonismo: "El momento más inolvidable siendo culé es la remontada contra el Paris Saint Germain, ese partido del 6-1 es un recuerdo imborrable". Su devoción no se centra únicamente en las glorias pasadas o en figuras individuales; aunque admitió que Lewandowski es su jugador favorito actual, su filosofía es clara: "mi lema es juegue quién juegue. Soy del Barça, pero no quiero que juegue mi ídolo, quiero que el once titular lo haga perfecto y gane el partido". Esta entrega al equipo ha tenido, según confesó a Carlos Sobera, un impacto en su vida sentimental: "no me ha salido nada bien porque le he dedicado menos tiempo que al Barça", admitiendo haber tenido relaciones tanto con chicos como con chicas sin éxito duradero.

Una bienvenida al son del himno blaugrana

Ante tal demostración de pasión futbolística, Carlos Sobera, siempre dispuesto a añadir un toque original a los encuentros, le lanzó una propuesta audaz: recibir a su cita cantando el himno del Fútbol Club Barcelona. Lejos de amilanarse, a Míriam la idea le pareció "genial". El propio presentador vio en ello una oportunidad única: "Así le ponemos a prueba, a ver cómo reacciona...". Y así fue.

Cuando las puertas del restaurante se abrieron para dar paso a Cristina, su pareja para la velada, el icónico "Tot el camp, és un clam..." comenzó a sonar interpretado por Míriam. La reacción de Cristina fue inmediata y reveladora: una sonrisa cómplice y una espontánea demostración de habilidad haciendo equilibrios con un balón que llevaba consigo. Cristina, conocida como 'Cris del mini' por su larga trayectoria como aficionada asistiendo al antiguo campo anexo al Camp Nou, demostraba así compartir, al menos inicialmente, la misma pasión.

Este arranque tan peculiar parecía presagiar una conexión instantánea basada en el amor compartido por el club catalán. Ver a Cristina con un brazalete del equipo y su reacción positiva al himno generó una primera impresión favorable en Míriam respecto a sus afinidades. Sin embargo, la química es compleja y va más allá de los intereses comunes. A pesar de la prometedora señal inicial, Míriam confesó internamente su primera valoración real: "He visto que llevaba un brazalete de mi equipo y que le gustaba el fútbol, por ahí, bien, pero físicamente, no me atraía". La atracción física, un componente crucial en las primeras citas, no surgió de inmediato para ella.

Del campo de juego a la realidad de la mesa

Una vez sentadas a la mesa, como era de esperar, el Fútbol Club Barcelona continuó siendo el tema estrella de la conversación. Ambas compartieron anécdotas, opiniones y mostraron un conocimiento profundo del universo blaugrana. Parecía que, efectivamente, el fútbol era un sólido punto de unión. No obstante, a medida que la cena avanzaba y la conversación se adentraba en otros aspectos de sus vidas, las diferencias comenzaron a aflorar de manera evidente. El fuerte lazo inicial que proporcionaba el Barça empezó a mostrarse como un vínculo quizás único, pero insuficiente para sostener una conexión más profunda.

Uno de los puntos de desencuentro más claros surgió al hablar de estilos de vida y actividad física. Míriam reveló ser una persona muy activa, hasta el punto de correr maratones. Cristina, por su parte, explicó que una operación de cadera le impedía practicar ese tipo de deporte de impacto, aunque mantenía una actitud positiva y enfocada en mejorar su condición física, mencionando que estaba entrenando para bajar de peso con el objetivo de "este verano romper cuellos". Esta diferencia, entre otras que fueron surgiendo, puso de manifiesto que sus personalidades, rutinas y aspiraciones vitales discurrían por caminos distintos más allá del estadio.

Un partido sin segunda parte: el veredicto final

Llegado el momento de la decisión final, la conclusión fue unánime, aunque expresada con sinceridad y sin acritud. Cristina fue la primera en tomar la palabra, reconociendo la afinidad futbolística pero señalando su insuficiencia: "solo tenemos en común que somos del Barça y aspiro a más cosas en la vida". Buscaba una conexión más completa, una pareja con la que compartir no solo la grada, sino también otros aspectos fundamentales de la existencia. Míriam, por su parte, estuvo completamente de acuerdo con la valoración de Cristina, reafirmando el sentimiento mutuo: "Solo nos une nuestro equipo".

Así concluyó una de las citas más temáticas y memorables de 'First Dates', una demostración de que, aunque compartir una pasión tan intensa como el fútbol puede crear un punto de partida espectacular y divertido, no siempre es garantía de compatibilidad a largo plazo. La historia de Míriam y Cristina sirve como recordatorio de que el amor, al igual que un buen equipo, requiere mucho más que un solo color o un himno compartido para triunfar.