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Y Montoya dijo: "Asquerosaaaaa"

Y Montoya dijo: "asquerosaaaaa"

Sergi Mas

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Mi admirado Pedro Ruiz dijo en su día, no recuerdo el año, quizá lo escribió en alguno de sus libros, que "la sociedad actual se mueve en torno a dos 'B': los billetes y las braguetas". Ni Pedro pudo estar más acertado, ni un servidor puede estar más de acuerdo. A excepción del colectivo infantil, eso se produce a todos los niveles. Así que recomiendo al lector que gire su cuello, compruebe comportamientos y observe lo que ocurre a su alrededor, en sus entornos personales y profesionales, en sus trabajos o en sus barrios.

Bien, pues el impacto de algunas de las cosas que vemos en televisión también pasa por esas dos 'B'. Y de ahí, la fama internacional que ha adquirido el ya famoso Montoya en 'La isla de las tentaciones' que emite Telecinco: un divertido zorreo lleno de mentiras a tutti plen, pero al fin y al cabo entretenimiento en la tele privada.

Admiro a Sandra Barneda, la aprecio como persona y la admiro en su faceta profesional. En el programa desempeña un papel de difícil equilibrio: empatiza con los concursantes, entristece su rostro cuando éstos pasan por dificultades, aunque los mantiene firme si alguno de éstos se pasa, cosa que cada vez ocurre más a menudo.

Sinceramente 'La isla...' no figura como prioridad en mis gustos televisivos, pero cuando lo veo cumple su función: me entretiene. Y pienso en los equilibrios que hace Sandra para gestionar su nivel cultural tan supremo (ahí están como prueba sus exitosos libros) contrastando con su papel de presentadora de doce concursantes a la captura de éxito, fama y dinero fácil, cuya opinión sobre la cultura del esfuerzo prefiero desconocerla.

Ahora lo peta el tal Montoya, un obsesivo de los billetes, de las braguetas, de la fama, y cuya desesperada carrera por la playa para ver a su pareja gritándole "¡asquerosaaaaa!" ha traspasado fronteras por hacer algo idéntico a lo que él hizo después: comerle la boca a una persona que no era su pareja.

Marcas internacionales se han hecho eco de ese fenómeno que se ha viralizado en las redes sociales. Una cosa es la gracieta del momento y otra es si para esas marcas es una buena idea acercarse a Montoya y si la reputación de ambos acabará al mismo nivel. Cuestión de tiempo.

Por suerte tan sólo es un concurso, sólo es entretenimiento, mientras la vida continúa con sus billetes y sus braguetas.