Televisión y Mas
La peor opción posible



Sergi Mas
Sergi MasPeriodista
Uno de los grandes problemas que tiene una parte de la sociedad actual y que genera un constante barullo es prejuzgar. El diccionario de la Real Academia dice: ‘prejuzgar’ es un verbo transitivo procedente del latín ‘praeiudicäre’ y que significa "juzgar una cosa o persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento”.
Desde los Pirineos hacia el sur, somos campeones del mundo a la hora prejuzgar a los demás, y lo hacemos verbalizando sin que el otro esté presente, porque siempre se acaba rajando del ausente, y además comunicando desde el desconocimiento más absoluto, fuera de conocer cualquier realidad y siempre desde una hipótesis sin base alguna.
Una buena parte de estas frases que verifican la presunción y el prejuzgar comienzan con la expresión: "No me extrañaría que…". Bien, pues esta conocida expresión ya invita a pensar que la frase siguiente sea falsa.
Somos el país en el que siempre queremos que a los demás les vaya bien hasta que les empieza a ir bien. O mejor, “somos Envidiópolis”, como definió en su día el director cinematográfico José Luis Garci. Por ello, el desprecio y el escoger siempre la peor opción posible para juzgar (o prejuzgar) a los demás ha sido eternamente nuestro ADN. Pongo ejemplos.
Enviamos un mensaje de WhatsApp y comprobamos que nuestro interlocutor lo ha leído (el famoso “doble check” azul del que escribía hace unos días). Ni se nos pasa por la cabeza que el receptor esté en mitad de una reunión. A los cinco minutos optamos por pensar “este capullo podría contestar. No me extrañaría que todavía esté enfadado por lo del otro día”. Lo que sea, pero siempre aparece la peor opción posible.
Compruebas que alguien conduce su automóvil de forma impropia y lo primero que piensas es: “Vaya pamplinas” (lo estoy transcribiendo de forma muy suave y sin insultos, que suele ser el primer argumento). Pocas veces, o ninguna, se nos pasa por la cabeza que quizás su hijo haya sufrido un accidente y desea verlo de forma inmediata. Y como estos ejemplos, muchos.
Estaría bien que alguna vez pensáramos en el lado bueno y en la cara de las cosas, sabiendo que hay posibilidades acabe saliendo cruz. Es fácil: pensar en positivo, sin prejuzgar, tan importante para huir de la toxicidad y el mal rollo que nos azota. Pruébenlo cuando puedan durante 24 horas. Y sonrían. Les garantizo que vivirán mucho mejor.
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