Acoso y abuso de poder
#MeToo en la televisión: "El último peaje no lo pasé"
La docuserie de Max '¿Yo fui mujer florero?' aborda el machismo en la televisión de los años 80 y 90 y cómo ha evolucionado el papel de las féminas
'¿Yo fui mujer florero?' Un #MeToo contra el machismo en la televisión: "Bajaban al plató a cazar"
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Marisa de Dios
Marisa de DiosPeriodista
Jurado de los Premis Zoom 2019 y Zapping 2021, 2022, 2023 y 2024.
El estreno en Max de '¿Yo fui mujer florero'?, la docuserie que aborda el machismo en la televisión española de los 80 y 90, no solo ha servido para abrir un debate sobre el papel de las féminas en la pequeña pantalla en aquellas décadas y si se ha evolucionado todo lo debido, sino también para hacer aflorar denuncias de algunas mujeres que fueron presentadoras, azafatas y bailarinas en los 'shows' televisivos más exitosos de aquellos años. Un #MeToo que pone en evidencia el sexismo que imperaba en la industria televisiva cuando las Mama Chicho cantaban aquello de "Mama Chicho me toca, me toca cada vez más".
Uno de los testimonios más detallados es el de la actriz Beatriz Rico, que debutó como azafata de 'El precio justo' en 1990, con Joaquín Prat en TVE, y ya en 1992 fichó por Telecinco como presentadora. "Tuve algún momento incómodo", empieza recordando en el segundo episodio de '¿Yo fui mujer florero?'.
"Me quería ir [de la cadena] y pedí una cita con uno de los directivos, no voy a decir el nombre, pero de los más importantes", pone en contexto al telespectador. "Fíjate si yo era tonta que me citó en Torre Picasso un sábado por la mañana y yo pensé: qué mono, me cita un sábado para que no haya gente que le esté molestando, porque si no cómo vamos a poder tener una conversación larga. Es un señor tan ocupado...".
"Entré en el despacho muy nerviosa y ya de repente me dijo: Tú a mí siempre me has gustado más que otras presentadoras más altas y con más tetas", rememora Rico, que explica que cuando intentó escapar de esa reunión viendo la deriva que estaba tomando fue cuando peor lo pasó: "Me vino a dar un abrazo buscándome la boca y se estaba rozando. Salí corriendo y cuando vi a ese hombre casi encima de mí, con esa seguridad, pensé que eso lo había hecho más veces y le había salido bien", reflexiona.
En la docuserie de Max también desliza alguna proposición sexual la presentadora y actriz María Abradelo, que empezó a hacerse conocida gracias a su papel de azafata del famoso 'Un, dos, tres' de Chicho Ibáñez Serrador en TVE. Cuando rememora su fichaje por Telecinco en 1993, explica que antes ya se había presentado a algunos 'castings' pero que la cosa no acabó bien: "El último peaje no lo pasé porque era peaje, peaje".
La exdirectiva de televisión Lola Barranco reconoce en '¿Yo fui mujer florero?' el machismo que imperaba en la industria en aquellos años, a pesar de que entonces no lo pensaba demasiado. "No era consciente de que estaba tan sola y me sentía uno más. Cuando íbamos a una feria me integraba con ellos y si había que ir a un puticlub, yo iba a un puticlub", recalca, a la vez que reconoce que había personajes peligrosos en aquel sector.
"Nos teníamos que proteger"
"Intentábamos protegerlas [a las presentadoras, bailarinas y azafatas] contra los hombres que sabíamos que tenían las manos más largas de lo debido. Les teníamos identificados y les dábamos consejitos: que no se fiaran, que tuvieran cuidado, que no se quedaran a solas con ellos. Nos teníamos que proteger", señala.
En situaciones así también ahondan varias de las componentes de las Mama Chicho, otras de las protagonistas de la docuserie. Como Patrizia Guzzi, que asegura: "Si hubiera aceptado alguna proposición indecente seguramente estaría todavía en la pantalla". O Patrizia Cavaliere: "Dejé las Mama Chicho porque no quería aceptar un compromiso con el jefe. No podía hacer lo que él quería", subraya.
"Era normal, te tenías que dejar"
Su compañera Noemía Ramal, que también perteneció al grupo de bailarinas que animaban los programas de Telecinco, reconoce que lo pasaba muy mal. "Cada vez que íbamos a ver a esa persona tragaba saliva", explica, sin dar nombres. "Al principio te halaga porque dices oye mira, me llama a mí y no llama a las demás, pero claro, a la segunda ya ves para qué te llama. Y dices: ¿Cómo salgo de aquí, si no se lo puedo contar a nadie?".
"No existía el #MiToo ni estas cosas para que te apoyaran si lo contabas. Era como normal y encima te sentías culpable porque claro, como voy así vestida... Yo me sentía como responsable casi de que un hombre viniera y si te tocaban el culo pues tan normal, te tenías que dejar, no era nada malo. Era casi un halago que viniera el directivo de turno y te tocara el culo. Vivíamos en esa época en la que el hombre tenía esa potestad", zanja la exMama Chicho.
Elsbert Anthonysamy, de las Cacao Maravillao, un grupo muy parecido a las Mama Chicho pero con chicas racializadas que también triunfó en la televisión española de los años 90, apostilla: "Las puertas se cierran cuando dices 'no'".
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