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Lecciones de vida, por Luis Enrique

LECCIONES de VIDA, por Luis Enrique.

Sergi Mas

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Resulta de tal envergadura el estruendo formado en las últimas horas después de que en redes sociales la plataforma desvelase algunas secuencias del último capítulo, que ayer me ví del tirón los tres episodios de la primera temporada (ignoro si la última) de la serie que Movistar Plus+ le ha dedicado a Luis Enrique titulada 'No tenéis ni **** idea'. 

Para empezar, porque el título ya implica un desafío sobre a quién va dirigida la frase. ¿Quién no tiene idea: el espectador, los seguidores, los jugadores, los periodistas? ¿O acaso nadie? ¿Nadie la tiene y él sí? Esperemos conocer la respuesta en la segunda temporada.

Se han comentado en numerosas ocasiones las bondades del gran Michael Robinson, y su constante y necesaria ironía. En 2008, recuerdo hacerle una entrevista en COMRàdio, que al preguntarle cómo era el otro Michael, el jefe, el que no veníamos en el Plus, o sea el director que tenía en la redacción a los llamados 'panaderos' (aquellos redactores que se pasaban horas y horas sin dormir mirando videos para extraerlos en la sección 'Lo que el ojo no ve') y me contestó: "Querido Sergi, a mi no me gustarrrría tenerrrme como jefe". 

Ignoro que esa respuesta incorporaba ironía, pero me llamó mucho la atención, porque abría la puerta a muchas interpretaciones. Y me da en la nariz que Luis Enrique es igual como jefe: muy exigente, ignoro si poco transigente, constante, incómodo, pesao (sí, 'pesao' sin la 'd'), pero a la vez cariñoso y cercano.

La posproducción de las imágenes comportan un curro impresionante y el montaje musical resulta más que acertado, especialmente en los últimos 10 minutos, cuando nos acercamos al factor personal. Allí se le ilumina la cara cuando habla de su hija Xana: "Cada día hablamos de ella, porque Xana está viva. En el plano físico no está, pero en el plano espiritual sí, porque cada día hablamos de ella, nos reímos, y recordamos cómo era y lo que hacía". Entonces es cuando uno pone, casi sin querer, la pausa en el reproductor del Plus, te cuesta tragar saliva, mascullas algo así como "¡joder!", cae alguna lágrima, y piensas en lo tuyo, en tus ausencias que tienes presentes cada día.

Miren: yo conozco muy poco a este señor. Nos hemos saludado un par de veces. Y creo que con personas así, parafraseando al jurado de 'La voz' y antes de que él me invite a estar en el suyo, un servidor le diría: "¡Lucho, te quiero en mi equipo!".