Concurso de TVE

Aitor Albizua, la alternativa a Broncano y Motos: "En el 'access' también hay espacio para la cultura"

El periodista vasco presenta la nueva etapa del concurso 'Cifras y letras' en La 2

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Aitor Albizua, en el plató de 'Cifras y letras'

Aitor Albizua, en el plató de 'Cifras y letras' / RTVE

Marisa de Dios

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Puede que 'La revuelta' y 'El hormiguero' estén copando los titulares por su ajustado duelo de audiencias en el 'access prime time'. Pero en esa competitiva franja también queda margen para ejercitar la mente con 'Cifras y letras', concurso de La 2 (21.30 horas) que esta misma semana ha ganado un día más de emisión (irá ahora de lunes a viernes). El periodista vasco Aitor Albizua (Arrigorriaga, Vizcaya, 1992), su presentador, cree que la dura competencia de esta temporada les ha sentado bien.

¿Es muy duro competir en una franja tan codiciada, cuyos datos de audiencia se miran ahora con lupa?

Yo creo que cuanta más tele se vea, mejor para todos. Se podría pensar que la competencia nos perjudicaría, ya que nosotros somos un poco los chiquitines, pero para mí ha sido una grata sorpresa que, con la llegada de 'La revuelta' y la gente que ha traído, haya un buen puñado de ellos que se pasen también por 'Cifras y letras'.

Hay un espacio para la cultura en el 'access'...

Por supuesto, también hay espacio para la cultura. La clave está en la variedad y nosotros aportamos un tipo de contenido y un programa para muchas clases de público.

¿Otra de las claves es la sencillez de este concurso? Porque no hay grandes artificios.

Sí, es un concurso puro y duro, sin mucho 'show' televisivo. Otra clave es la sencillez de las pruebas, que se resuelven rápidamente, y que es apto para personas de un rango de edad amplísimo. Que se junte la nostalgia de los que antes veían 'Cifras y letras' con la, ojalá, rutina y costumbre de los de ahora, de las nuevas generaciones, para mí es la leche.

El programa inició en enero esta nueva etapa, después de haberse hecho muy popular en los años 90 con Elisenda Roca como presentadora. ¿Eran conscientes de que las comparaciones iban a ser inevitables?

Sí. Desde el momento en que se anunció simplemente que volvía me di cuenta de que era un formato que tenía una carga emocional muy importante. Así que las comparaciones eran inevitables e incluso sanas. Porque no somos los mismos que en 1990, ni la tele es la misma, ni la tecnología, ni los concursos, ni los ritmos. Entiendo que haya gente que prefiera lo de antes a lo de ahora, pero no podía ser el mismo 30 años después.

Al principio decía que la competencia, al final, hace que gane la televisión. ¿Pero las audiencias le llegan a quitar el sueño?

Sí me quitan el sueño. Todos los días, a las ocho de la mañana, me mandan el informe de las consultoras. Hay mucha gente que puede pensar que, al estar en La 2, me tiene que importar menos. Pero al final se toman decisiones en base a las audiencias, así que ¿cómo no estar pendiente? Lo que intento es que no afecten a mi estado de ánimo, porque puede minar la moral, así que hay que mirarlas de reojo.

Últimamente estamos viviendo un 'revival' de concursos clásicos: 'Cifras y letras', ¿Quién quiere ser millonario?', '¡Boom!', 'Lo sabe, no lo sabe', 'El rival más débil'... ¿La nostalgia es una garantía de acierto?

En momentos de cambios en la televisión, quizá son apuestas un pelín más seguras porque ya son conocidas por el público, pero evidentemente no todas tienen que salir bien. Yo creo que tiene que haber una convivencia tirando de formatos ya conocidos pero renovados y a la vez debe darse un espacio importantísimo para programas de nueva creación, para arriesgar, porque si no siempre nos quedaríamos anclados en lo que hemos sido.

Aitor Albizua, entre David Calle y Elena Herraiz, los 'expertos' de 'Cifras y letras'

Aitor Albizua, entre David Calle y Elena Herraiz, los 'expertos' de 'Cifras y letras' / RTVE

En 'Cifras y letras' los concursantes no suelen eternizarse, el récord lo tiene el joven estudiante de Matemáticas Álvaro Gamboa. ¿Por qué?

La propia mecánica dificulta la larga permanencia. Pero en esta segunda temporada se ha activado la opción de repesca.

A veces da la sensación de que concursar se ha convertido casi en una profesión, porque hay cierta gente que va saltando de un programa a otro.

La gente no es consciente de lo que hay detrás de los concursantes, y lo digo con todo el cariño. Tienen incluso una manera de organizarse dentro del gremio, hay chats de concursantes donde se pasan las convocatorias y los 'castings'. A mí me parece supervaliente presentarse a un concurso y exponerte públicamente, prestar tu tiempo a una cadena para jugar y entretener. Entre otras cosas porque yo no sé si me atrevería. Soy muy de ver concursos, pero no sé si me podría exponer tanto...

Alguna vez ha reconocido que sufre el síndrome del impostor. ¿Lo ha superado?

Es algo con lo que convivo. Y hablando con otra gente de la profesión, no sé si ha venido para quedarse. Yo llevo relativamente poco en la tele, así que muchas cosas las hago por primera vez, y aunque en mi cabeza me visualice, no es lo mismo llegar a un plató con muchas cámaras, un equipo mirándote, la audiencia detrás... Hay veces que con toda esa presión sí que entran esos momentos de inseguridad. Así que piensas que llegará un momento en que ya no contarán contigo. Lo bueno es que esos sentimientos que te presionan nunca me han bloqueado. También es bueno utilizar ese síndrome del impostor para empoderarse y superarse.

Es un fijo del plantel de presentadores del Benidorm Fest. ¿Repetirá en el próximo?

De momento RTVE todavía no lo ha decidido, pero ojalá.

Cuando presenta las previas o los postprogramas del festival se le ve casi como un fan más.

La gente lo vive con tanta pasión que se merece que la persona que está al frente lo haga igual.