La crítica de Monegal: ¿La Biblia es pornografía? ¡La Biblia es literatura!

El Papa Francisco acaba de nombrar al teólogo y mosén del Ateneu Universitari Sant Pacià, Armand Puig, presidente de la agencia de la Santa Sede para la promoción de las Universidades eclesiásticas de todo el mundo. Y Xavier Graset (‘Més 324’, TV3) le ha hecho una entrevista.

Es un cargo muy importante el que Armand Puig acaba de asumir. Al margen de su nombramiento, la conversación ha sido arborescente e interesantísima. Por ejemplo, el tema de Gaudí, del que Armand Puig es gran impulsor de su beatificación. Considera que "Hizo un gran proceso de ‘despullament’. Pasó de ser un dandi a ser un místico". O sea que el ascetismo existencial de Gaudí no es fruto de una ingenua afición a la ‘amanita muscaria’, como sostenía mi recordado Joan Llarch en ‘Gaudí biografía mágica’ (Plaza & Janés, 1982), sino que es consecuencia de una espiritualidad pura. ¡Ah! Solo este tema daría para una entrevista, larga y profunda. Pero lo más interesante, y actualísimo, que abordó Graset esa noche fue cuando le preguntó qué opina de los que aseguran que la Biblia es pornográfica. Efectivamente, un padre de familia de Salt Lake City inició esta línea de pensamiento, según otros, muy retorcida. Mosén Armand sonrió, y contestó: "En la Biblia hay relatos escabrosos, hay violencia, sangre, guerra... ¡Porque La Biblia es, sobre todo, literatura! Es un gran cajón de sastre de géneros literarios".

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Conoce de lo que habla Armand Puig. Coordinó la traducción ecuménica al catalán de la Biblia y, además, es especialista en los Evangelios de Lucas, Marcos y Mateo, considerados armónicos entre sí. Parece que el de Juan es otra cosa, más asilvestrado o, como dice Lluís Busquets i Grabulosa en el tercer volumen de su tríptico ‘Enigmes de la Bíblia’, que también fue entrevistado por Graset hace pocos meses: "Juan se toma una gran libertad en el relato de los hechos". La advertencia del teólogo Armand, de que la Biblia es literatura, añadiendo que "aunque Dios está detrás del evangelista, hay que saber considerar las expresiones", dibuja un ejercicio de análisis dificilísimo: la búsqueda de si en efecto Dios está detrás, o solo es pura imaginación del que escribe.

Aprendo mucho con el programa de Graset. Discrepo a veces de sus enfoques políticos, pero cuanto más veo sus entrevistas a escritores y sus libros, más me ayuda a mitigar lo que hay en mí: un asno profundo. Se lo agradezco mucho.

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