Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Según Rato los presos del ‘procés’ suavizaron su vida de recluso
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Acaba de ponerse a la venta el libro ‘Hasta aquí hemos llegado’ (Editorial Península) en el que Rodrigo Rato cuenta su versión de su cataclismo personal y político. Y Ana Pastor (La Sexta) le ha hecho una entrevista. Ha sido un encuentro reposado.
No ha habido ni virulencia en las preguntas, aunque no le haya ahorrado ninguna. Tampoco acritud en las respuestas, quizá porque Rato dijo ser devoto practicante de la meditación, variante ‘mindfulness’, cuyo primer principio consiste en respirar profundo y pensar que el sitio en el que estás, aquí y ahora, es el mejor lugar en el que puedes estar, entre otras cosas porque no hay posibilidad de estar en otro sitio. ¡Ah! Yo no lo he acabado de pillar, pero seguro que es muy profundo. Rato contó su infortunio evitando pronunciar que cometiera nunca algún delito. Dijo que fueron «errores», eso sí. Y señaló que la gran perversión del sistema se produce en «la impunidad con que actúa la fiscalía anticorrupción. Me he llevado una gran decepción». Y al que fue responsable de este organismo en aquellos días, el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, y al presidente de entonces, Mariano Rajoy, los calificó de gente «con mal karma». De Rajoy añadió: «Cuando te da un abrazo, es que te va a caer algo muy gordo».
También habló de ‘Las niñas asesinas’. ¡Ah! Qué apelativo tan descriptivo. Ana Pastor le preguntó si eran María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Y Rato contestó: «No voy a entrar en detalles». O sea, sí. Tuvo luego palabras aparentemente elogiosas sobre los presos del ‘procés’. Dijo que cuando llegaron a Soto del Real, donde él ya estaba, «se levantaron prohibiciones, las celdas ya no se cerraban y quedaban abiertas durante el día. Todos se lo agradecimos. Pero a ellos se les permitía tener ordenador. Al resto, nunca». Fue una forma venenosa de sembrar la duda de si hubo trato de favor a los independentistas. Sobre Junqueras tuvo al menos un amable ‘souvenir’: «Los fines de semana me daba clases de ‘filosofía cuántica’. Es muy buen profesor».
Es oportuna la pedagogía que decidió inculcarle Junqueras. La teoría cuántica explica que la individualidad no existe, y que todo forma parte de un sistema compuesto y entrelazado. ¡Ah! Quizá Rato llegó a la conclusión de que sus ‘errores’ no son exclusivamente suyos. Forman parte de un sistema. Rajoy, Montoro, ‘Las niñas asesinas’…
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