Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: El asesino, además de matar, mordió a la víctima

Monegal

Monegal

Ferran Monegal

Ferran Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ha regresado Carles Porta con nuevas entregas de ‘Crims’ (TV-3). La primera de esta temporada ha versado sobre el asesinato de la joven Marina, en Cervera, en 1999. El relato inicial del programa demuestra que el asesino, además de ser eso, un bárbaro y desalmado criminal, era un carnicero chapuza.

Depositó a Marina en las vías del tren para simular un suicidio, pero la mató antes, arrastrándola y dejando un rastro de sangre que invalidaba la suposición de suicidio. Escondió, además, en unos matorrales aledaños la barra de hierro con la que mató a Marina, y los investigadores la encontraron enseguida. Tampoco consiguió que el tren destrozase el cuerpo de la víctima para dificultar la investigación: la colocó de tal forma que quedó entre el hueco de las vías, y el tren «ni la arrolló ni la tocó, y el cuerpo quedó preservado».

En el relato del trabajo de investigación también se advierten actuaciones discutibles. Marina presentaba un mordisco en el pecho. Una huella de agresión dental clarísima, y además con inquietantes características. No obstante no fue hasta varios meses después cuando se procedió a investigar el mordisco. Entonces se descubrió que era una mordida ‘perimortem’, es decir, que el asesino mordió a Marina mientras se estaba muriendo. Y la huella dental se correspondía con la boca del asesino, una boca de ‘mordida abierta’ y con los dientes incisivos rotos y en posición coincidente con la huella en el pecho de Marina. Desde un punto de vista televisivo es muy interesante la postura que adopta Carles Porta: no acentúa ni adjetiva. Deja que sea el propio relato el que hable por sí mismo, y nosotros, la audiencia, sacamos nuestras propias conclusiones sobre si la investigación se realizó con la celeridad y la pulcritud requerida.

Uno de los más espeluznantes personajes, que además de asesinar, mordía a las víctimas, fue Ted Bundy. El FBI demostró que había matado a 36. Gracias a un estomatólogo que hizo un molde de los dientes se pudo demostrar que los mordiscos –la mayoría en partes íntimas– fueron causados por Bundy. Fue ejecutado en la silla eléctrica en 1989. En Netflix está colgado todavía el documental ‘Las cintas de Ted Bundy’ y también la película sobre este asesino titulada ‘Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile’ traducida al castellano como ‘Extremadamente cruel, malvado y perverso’. Horrorícense.

Suscríbete para seguir leyendo