Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: El emérito, ¿victoria parcial o bochorno total?
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran Monegal
He seguido en las cadenas del telehipódromo nacional la noticia del Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra sobre el cesante, abdicado o dimitido Juan Carlos I. Han sido informaciones escuetas. Todas las cadenas han señalado lo que hay según la Corte de Apelaciones inglesa: goza el emérito de una ‘inmunidad parcial’ hasta junio de 2014.
En la información de A-3 TV, no obstante, he notado sutiles acentos. Más que ‘inmunidad’ usaron las palabras ‘victoria’ o ‘vencedor’ en rótulos y alocuciones. Estas calificaciones, casi entusiásticas, de ‘victoria’ y ‘vencedor’, iban acompañadas de la palabra ‘parcial’, naturalmente. Pero este ‘parcial’ parecía puesto un poco a regañadientes. Hombre, no sé si la plasmación televisiva de esta sentencia puede dibujarse en términos victoriosos.
No sé si hay alguien en este país –excepto seguramente el propio emérito– que pueda celebrar que alguien esté por encima de las leyes y pueda realizar, u ordenar a terceros, acoso, seguimiento ilegal o difamación, Y además invocando razones de Estado, que es lo más sorprendente. Recordaba ayer Ernesto Ekaizer, en EL PERIÓDICO, que la tortura, por ejemplo, «nunca fue considerada un acto oficial o una tarea pública del exjefe de Estado Augusto Pinochet, el dictador chileno». ¡Ah! Esta foto del emérito Juan Carlos que han insertado en el programa ‘Y ahora Sonsoles’ (A-3), esa foto, de archivo, en la que aparece el regio implicado haciendo el símbolo de ganador con el dedo gordo, ese gesto, les decía, no es una victoria, ese gesto es un bochorno. Casi parece que nos esté haciendo a todos un corte de mangas, una peineta.
JOAQUÍN LEGUINA .– Es curioso, Susanna Griso está enfadada con el PSOE, porque han expulsado del partido a Joaquín Leguina. Decía esta mañana en ‘Espejo público’: «¡Poca concordia han demostrado en Ferraz expulsándole vía burofax!». Y hablando entonces con él, por teléfono, le preguntó si le había sorprendido esta fulminante decisión. «Pues sí –contestó Leguina– no me lo esperaba. Pero al señor de correos que me ha traído el burofax le he dado de propina dos euros». ¡Ah! Tiene sentido en este caso darle propina al amable mensajero de correos. Sabe Leguina, por edad, que en otro tiempo mandaban a un aguerrido motorista. Aquellas eran entregas feroces.
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