Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: ‘Calçotada’ en Madrid, sin madrileños
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Feran Monegal
En el programa de gastronomía y competición de restaurantes ‘Joc de cartes’ (TV-3) han decidido viajar a Madrid. El objetivo era encontrar en la capital de España algún lugar en donde se pueda comer una ‘calçotada’. Y han encontrado cuatro: uno en la localidad aledaña Hoyo de Manzanares, y otros tres en la misma capital.
Los ‘calçots’ que Marc Ribas ha degustado, en general, eran flojitos. Unos estaban quemados, otros húmedos, otros parecían hervidos en lugar de hechos a la brasa... Y de las cuatro salsas solo una ha merecido un pase. El resto no era la salsa típica del ‘calçot’, sino sucedáneos de la salsa ‘romesco’ y similares. O sea que gastronómicamente hablando, la fusión del ‘calçot’ con el oso y el madroño no ha dado grandes resultados.
Más interesante, y debatible, es analizar lo que sociológicamente ha significado este viaje. Todos los establecimientos estaban regentados por catalanes, o por alguien que ha pasado buena parte de su vida en Catalunya. Todos hablaban perfectamente el idioma catalán. Y Marc Ribas ha hecho con ellos lo mismo que hace cuando está en algún restaurante de Vila Rodona o de Valls. Es decir, una vez dentro del local, el factor ‘madrileño’, el ‘madrileñismo’, ha sido apenas un referente geográfico sin ninguna importancia.
Hombre, podría haberse enfocado el programa de otra forma, en este caso. Hacer una ‘calçotada’ en Madrid, como anzuelo televisivo, es bueno; pero si hubiesen invitado a ilustres madrileños como comensales, se hubiera ganado en interés y extravagancia. El alcalde Martínez Almeida, con el típico babero ‘calçotaire’, por ejemplo, hubiera sido una imagen sensacional. Y ya no digo la presidenta Ayuso acompañada de Miguel Ángel Rodríguez su ‘sherpa’ y estratega particular. Y al otro lado de la mesa, un Pablo Iglesias y una Yolanda Díaz habrían redondeado una sesión impactante,
Celebro, eso sí, que Marc Ribas –que es un tipo muy serio en su trabajo– haya evitado transformarse en gracioso ocasional para dar gusto a la ‘colla’ habitual. En los años 90, cuando Mikimoto hacía ‘Persones humanes’, recuerdo que protagonizó unos especiales en Madrid bajo el título ‘Cròniques d’un país germà’, y al llegar a Barajas decía que estaba en una tierra misteriosa donde viven otros europeos que hablan una lengua extraña. ¡Ah! Toda aquella ‘conyeta’ parece que en la TV-3 actual comienza, poco a poco, a declinar.
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