Fracaso de Pesadilla en la Cocina en Barcelona: así fue el cierre de restaurante mítico

"Era el mejor mejicano de Barcelona", sentencian los que fueron sus clientes

Pesadilla en la cocina

Pesadilla en la cocina / periodico

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Cuando pasa Pesadilla en la Cocina por cualquier bar de cualquier provincia de España se produce un efecto llamada. Cientos de personas acuden al establecimiento en cuestión para ver si los cambios que ha introducido Chicote tanto en la carta como en el aspecto del establecimiento en general sirven para algo. Y en ocasiones las enseñanzas del afamado chef funcionan. Aunque no sean suficientes para mantener a flote un local.

Es el caso de “El último Agave”, un mejicano de Barcelona que fue considerado como uno de los mejores de la ciudad condal, que luego solicitó la ayuda de Chicote, que pudo remontar pero que también acabó cerrando. “Es una pena que haya cerrado y que se lo dejaran perder. Ahora será difícil encontrar establecimientos donde la comida sea igual pero supongo que alguno habrá”, sentenciaba uno de los últimos clientes que pisó en local hace unos meses.

Lo cierto es que no cerró nada más emitirse el programa. El caso de “El último Agave” fue protagonista de la primera temporada del exitoso programa de Pesadilla en la Cocina. Se emitió en 2012 el programa y el restaurante no cerró hasta seis años después. Pero no todo eran comentarios buenos tampoco en ese momento.

“La comida es buena, eso no puedo negarlo, aunque carísima por lo que ofrecen. Me cobró de más, un precio distinto al que ponía en la carta y no me quiso dar el ticket, además se enfadó porque pagamos con una aplicación que sale anunciada en el restaurante. Precios desorbitados por una comida de mediana calidad con cantidades no muy buenas”, afirmaba otro de los clientes de este popular establecimiento de hostelería. Opiniones por lo tanto para todos los gustos. “Fuimos un grupo de seis amigos reservando con el tenedor. Pedimos unos nachos enormes para compartir y como somos unos expertos en restaurantes mejicanos decidimos comer el plato variado con seis tipos de tacos. De postre pedimos un postre cada dos y una margarita por persona añadiendo dos micheladas. Nos gustaron mucho todos los tacos, fueron 21 por barba y el servicio fue muy bueno”, concluía otro de los que dedicaron un tiempo tras la experiencia en el local para poner sus pareceres en una conocida web en la que se dan las opiniones sobre los locales de hostelería y sobre hoteles y cafeterías y (casi) todo tipo de negocios.

A buen seguro muchos de los que iban a este mejicano ya han encontrado otro.