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La crítica de Monegal: Armarse hasta los dientes ya no es gasto, es inversión

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Ferran Monegal

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Acaba de ofrecernos Sandra Sabatés en ‘El intermedio’ (La Sexta) un cuadro explicativo de cuánto dinero dedican a comprar armas los países más importantes del planeta. Por ejemplo, Alemania 100.000 millones. Es curioso: este cuadro comparativo iba rotulado con el lema: «Inversión en defensa».

¡Ah! En una cadena tan ‘progre’ como La Sexta –dicho sea con todo mi afecto– si este cuadro nos lo hubieran puesto hace dos meses, estoy convencido de ue hubiesen escrito ‘gasto’ en lugar de ‘inversión’. O sea, que la guerra de Ucrania está cambiando la percepción de los conceptos, de los principios que hasta ahora se defendían desde posiciones de izquierda o centro izquierda.

Las palabras del presidente Pedro Sánchez, en la reciente entrevista que le hizo Ferreras en esta cadena, advirtiendo que España iba a aumentar su ‘inversión’ en defensa, supongo que también han ayudado mucho a este curioso cambio de... pongamos de ‘paradigma’, que es una palabra-recurso muy de moda en las tertulias cuando no saben muy bien cómo afrontar un cambio de argumento. Wyoming aceptaba la nueva nomenclatura –‘inversión’ en lugar de ‘gasto’–, pero a regañadientes. Porque decía que la guerra de Ucrania para lo que ha servido, sobre todo, es para que los vendedores de armas se forren. Efectivamente.

El dinero que dedican los países a las armas permite una meditación. Nos informó Sandra, por ejemplo, que Estados Unidos usa cada año 760.000 millones de euros para armamento, y China, 230.000 millones (de Rusia ni se sabe). Cabe por tanto preguntarse de qué nos sirve a nosotros recortar salvajemente en partidas sociales, educativas o sanitarias, para llegar a 20.000 millones, cantidad que es una miseria comparada con las otras. ¡Ah! Quizá sería mejor volver a aquel grito de Unamuno, cambiándolo un poco, y exclamar: «¡Que se armen ellos!».

Conviene recordar, y viene a cuento, que cuando entramos en la UE a Felipe González le dijeron que desmantelase enseguida la industria de los Altos Hornos, porque la siderurgia era cosa de alemanes y holandeses. Pues quizá se podría hacer lo mismo con la industria de la guerra. Ingenuidades al margen, se constata que el cambio de ‘paradigma’ se ha instalado en las cadenas, incluso en las ‘progres’. Armarse hasta los dientes ahora es una inversión.

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