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La crítica de Monegal: La mala sangre, el Goya, y Esperanza Aguirre

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Ferran Monegal

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El cuñado de Esperanza Aguirre, el aristócrata Íñigo Ramírez de Haro, Marqués de Cazaza de África, se ha sentado con Andrea Ropero (‘El intermedio’, La Sexta) y le ha contado por qué acaba de publicar un libro que lleva por tremendo título ‘Mala sangre’. Le ha dicho que se refiere a su hermano, Fernando, conde de Bornos y de Murillo, y a la esposa de este, la condesa consorte Esperanza Aguirre.

Ha sido contundente: les acusa de haberse pulido el cuadro de Goya de la familia, de haberlo vendido de forma irregular, opaca y torticera, sin cumplir los requisitos obligados al tratarse de patrimonio artístico, y lo que es peor, que no han repartido ni un euro a la familia. Insinúa, además, que ha habido posible fraude en la transacción: la casa de subastas Sotheby’s lo tasó en ocho millones de euros, «y ellos dicen que lo han vendido por cinco y medio a Villar Mir».

Y ha añadido: «Mi hermano nunca habría podido vender ese cuadro si su esposa no hubiera sido la presidenta de la Comunidad de Madrid». O sea, denuncia chanchullos y martingalas defraudadoras bajo el corrupto paraguas de quien usa un cargo público para retorcer las leyes a su gusto. ¡Ah! Este asunto del Goya vendido por Esperanza Aguirre y su marido lleva tiempo corriendo por los juzgados, y acabará seguramente en el Supremo. Es un culebrón interesantísimo. No contaba la señora Aguirre con que su cuñado, como aristócrata, es heterodoxo y rarísimo. Tiene un currículo muy atractivo. Es ingeniero aeronáutico, licenciado en filología, diplomático, escritor y dramaturgo. Como hombre de teatro ha sido ayudante de dirección en el María Guerrero y el Teatro Español de Madrid. Como autor tiene una pieza, considerada maldita, titulada ‘Me cago en Dios y otras cagadas’ editado por la pequeña y simpática editorial La avispa. Como diplomático –en Nueva York y Belgrado– denunció en 2015 al ministro García-Margallo por haberle destituido: «Utiliza contra mí métodos de la Inquisición (..) Resulta que para ser embajador hay que ir a comulgar cada día».

¡Ahh! Este cuñado se ha convertido en incómoda piedra en los delicados zapatitos de la señora Aguirre y su marido. Le decía a Andrea, hablando de los aristócratas: «La aristocracia se rige por la sangre. Es una secta». Quizá por eso ha escrito ‘Mala sangre’. Quizá aspira que actúe a modo de diálisis y purifique el chorro sanguíneo corrupto de su propia familia.

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