Entrevista

Los Javis: "El vacío existencial es intergeneracional"

Javier Calvo y Javier Ambrossi juntaron a Claudia Costafreda y Ana Rujas para crear 'Cardo'

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Marisa de Dios

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Javier Calvo y Javier Ambrossi han demostrado saber de dónde se puede sacar una buena historia. Lo hicieron con Paquita Salas y Veneno y ahora lo han repetido con Cardo, aunque en este caso su labor ha consistido en unir a sus dos creadoras, Ana Rujas y Claudia Costafreda, para que explicaran lo que querían contar.

¿Les dieron la consigna de que la serie hablara de su generación? 

Javier Ambrossi: Simplemente las juntamos. Vimos que eran muy compatibles como creadoras porque sabíamos que Ana tenía un mundo interior muy interesante y Claudia le podía ayudar a estructurarlo. Pero Cardo parte de las vivencias de ambas.

¿Y ustedes aportaron ideas a lo largo del desarrollo de la serie?

Javier Ambrossi: Las acompañamos en todo el proceso, dando notas de guion, en el desarrollo de los personajes, en el casting, en el rodaje, el montaje, la postproducción... Nos hemos involucrado mucho a nivel creativo, pero sin interferir en su visión. 

Javier Calvo: Ayudándoles a sacar lo que querían contar.

Javier Ambrossi: Comprendiendo qué es lo que querían y, con tu experiencia, ayudándolas. Las acompañamos mucho creativamente, pero siempre respetando que es una serie cuya principal virtud es la autoría, que responde a lo que Ana y Claudia querían contar.

El título, Cardo, puede tener muchas lecturas. Como la metáfora con la planta.

Javier Calvo: Hace alusión a cómo se siente la protagonista. Es una chica guapísima, que ha sido modelo y actriz, pero ella se siente horrible y asquerosa. También hace referencia a los pinchos que tiene el cardo, que es una flor pero que no deja de ser considerada fea y que encima, si te descuidas, te puede hacer daño.

Javier Ambrossi: El cardo representa algo malo, que nadie quiere, cuando si te fijas son bonitos. La idea del cardo viene por la protagonista y por las cosas tóxicas que tenemos. Si las miramos con poesía y las abrazamos te das cuenta de que puede haber belleza en la mierda que tienes dentro. Y luego está el hecho de que María decide ayudar a Puri a reflotar la floristería de su barrio.

La serie tiene frases demoledoras. Como cuando le preguntan a la protagonista a qué se dedica y ella dice: «No hago nada, me drogo y estoy con gente». 

Javier Calvo: Pertenecemos a una generación a la que nos prometían un futuro muy brillante, que íbamos a comernos el mundo, a ser mejores que nuestros padres, a llegar muy lejos, y de repente llegaron dos crisis. Vivimos en una irrealidad absoluta, mostrando nuestra felicidad y nuestro éxito en Instagram y al final lo que estamos es perdidos, con mucha gente con un vacío existencial muy grande y sin haber llegado al lugar que esperábamos y sin ningún plan. También creo que esta serie habla de los millennials como algo caduco. ¡Los millennials ya no somos jóvenes, tenemos treinta y pico!

Javier Ambrossi: El vacío existencial es algo intergeneracional, que va con la condición humana. Nos inventamos la historieta de que yo soy director, cantante o madre de familia, pero en el fondo hay que aceptar que no sabemos para qué estamos aquí. Creo que es una serie que conecta mucho no solo con la generación que refleja sino con todos. Porque puedes tener un momento mejor o peor, pero si te paras y miras, el vacío es algo que todos tenemos en común. Y es bonito aceptarlo.

¿Qué aportan las referencias religiosas a la serie? 

Javier Ambrossi: Esas escenas tienen una mezcla de espiritualidad, de pedir ayuda, de esperanza...

Javier Calvo: Porque cuando las cosas están como están, solo te queda rezar y ver qué pasa.