Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Gente que no habla el lenguaje de los humanos

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Ferran Monegal

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Del viaje de Gonzo a Afganistán (‘Salvados’, La Sexta) se ha destacado mucho su breve encuentro con el portavoz del gobierno talibán Zabihullah Mujaid. No ha sido una entrevista particularmente luminosa. Lo más interesante fue cuando Gonzo le preguntó cómo puede ser que haya dos ministros en su gobierno por los que Estados Unidos ofrece cinco millones y diez millones de dólares, respectivamente, por ser unos criminales. El portavoz contestó: «Eso era cuando estábamos en guerra. Después de los acuerdos de Doha, con Donald Trump, ya no hay listas negras». O sea que ser un criminal resulta que no es un delito, sino un término relativo que depende de los pactos políticos que convengan en cada instante. En realidad este portavoz está de oferta. Concede entrevistas continuamente a los medios para transmitir una imagen suave del régimen talibán. Esto durará hasta que la autoridad monetaria internacional les desbloquee los fondos milmillonarios.

Más que ese encuentro con el portavoz, lo luminoso ha sido la jornada que ha pasado Gonzo con la periodista afgana Samira Stanikzai. Trabajaba en la cadena Tolo TV de Kabul. La encontró escondida, cubierta con el chador de arriba abajo «para pasar como una anciana y que no me reconozcan». Se atrevió Samira, años atrás, a desafiar los tabús de su etnia, la pashtun, y trabajar en televisión. Esto allí es un delito grave: «Para ellos yo soy una infiel. Si me encuentran, me matarán. Esa gente es gente que no habla el lenguaje de los humanos». Por fortuna Samira ha podido ser evacuada después de este reportaje. Pero, en su encuentro en Kabul, Gonzo formuló finalmente una pregunta, que en realidad era una reflexión, y que me parece fundamental : «¿Qué va a pasar cuando los periodistas dejemos de venir y de mirar lo que ocurre en Afganistán?». Efectivamente. Reinará de nuevo la invisibilidad. De hecho, ahora mismo Afganistán ya ha pasado a ser un tema residual, prácticamente inexistente, en los informativos de las cadenas. No interesa ni siquiera el seguimiento a los cinco millones de afganos que han huido y están en Irán y Pakistán en unas condiciones infames.

¡A la audiencia hay que entretenerla, y no deprimirla con estas miserias! advierten los fabricantes de la papilla televisada. Es lo que se lleva, sí. Tapar lo que incomoda, y mirar hacia otro lado.

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