Entrevista

Ivan Labanda: "'Labanda sonora' es una buena carta de presentación para hacer un 'late'"

El actor que daba vida en 'Polònia' a Quin Torra y a Miquel Iceta, y debutó como profesor en 'OT 2020', estrena programa en TV-3 y protagoniza 'Cantando bajo la lluvia' en el Teatre Tívoli

Ivan Labanda

Ivan Labanda / Maite Cruz

Inés Álvarez

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Durante años estuvo ‘atrapado’ en la piel de personajes del ‘Polònia’ como Torra y Miquel Iceta, aunque tras el maquillaje y la peluca emergía el talento de un artista que igual te interpreta, te canta, te dobla o te presenta un programa de televisión. En todo eso está ahora Ivan Labanda (Barcelona, 1980). El lunes se estrena en TV- 3 el programa ‘Labanda sonora’, en el que, montado en coche con cantantes muy conocidos, hace un recorrido musical por sus canciones y por grandes hits. Y de miércoles a domingo recrea, en el Teatre Tívoli, el ‘Cantando bajo la lluvial’ que tanto marcó a sus padres. Y además de un público con mascarillas ve a un público al que le brillan los ojos. Ha valido la pena salir de la zona de confort. 

Lo suyo es la tele, el teatro, la música… Y 'Labanda sonora' lo tiene todo.

Y humor, porque no sé trabajar sin humor. La vida sin música y sin humor no tiene sentido. El punto de vista del programa es tener una conversación con un artista y pasar por canciones suyas o de gente en la que se haya inspirado. 

Y dentro de un coche. ¿Será una especie de Eloi Vila ('Al cotxe!'), pero musical?

(Ríe). TV-3 está amortizando el material. Lo que pasa es que el formato es más distentido, más alegre. Es una fiesta dentro de una furgoneta. Porque el que canta sus males espanta.

En un coche parece que la gente se suelta más.

Yo creo que, en este país, cuando nos van a hacer una entrevista, todos queremos quedar bien, vender nuestro producto. En cambio, fuera nadie se toma en serio a sí mismo. Y esta es la gracia un poco de este formato, que es poder reírse de todo y pasárselo bien. 

Así como en Corea el karaoke sirve para liberar tensiones, aquí hay que estar muy borracho para lanzarse.

(Ríe) De momento no hemos emborrachado a nadie para que suba a la furgoneta. Sí que está un poco asociado a la fiesta, a la borrachera. A la 'hora troll', como digo con mis amigos. Pero de lo que se trata es de cantar, ya sea en un karaoke o en la ducha. Es algo liberador.

También es liberador ir a un musical como 'Cantando bajo la lluvia' para desconectar. Lo necesitamos.

Estamos agotando localidades prácticamente cada día, lo que es muy de agradecer. Y es muy bonito lo que dices, porque la gente, al salir, no te felicita de forma normal. Hay un brillo en sus ojos. Se necesitaba mucho disfrutar del teatro. No solo es que la obra esté muy bien y que es un espectáculo superfeliz, sino que la gente lo vive de una forma muy entusiasta y alegre. Y, de hecho, hay gente que repite. Ves una platea llena de mascarillas, pero tambiénde ojos brillantes. Y eso es muy bonito.

"El de 'Cantando bajo la lluvia' es uno de los personajes más complejos y emblemáticos de los que he interpretado"

¿Se ha graduado las gafas Àngel Llàcer, el director del musical?

¿¿Por qué??

Porque no vio desde el primer momento que usted era ideal para el papel.

(Ríe) No lo tenía claro. Ahora dice que no puedo imaginarse a otra persona haciendo este personaje. Yo lo tenía clarísimo. Sabía que me tenía que esforzar y que me esperaba un año de mucho curro físico. Pero soy un artista entregado a la causa. Me puse las pilas y aquí estamos. Es uno de los personajes más complejos y emblemáticos de los que he interpretado.

¿De pequeño quiso ser Gene Kelly?

Mis padres siempre me habían dicho que era la película de su vida. Yo la descubrí de adolescente y me fascinó. Tiene el poder de cambiarte el ánimo instantáneamente. Y este papel es para mí muy especial también porque me permite regalarles poder verme haciendo esto… 

Ha hecho 60 espectáculos con los mejores directores, en los mejores teatros de Catalunya, pero ha sido como profesor de ‘OT’ cuando le ha llegado la fama a nivel nacional. Suele pasar. 

Es el poder de la televisión y de estos formatos que llegan a muchísima gente y a un público muy variado. Es así, no pasa nada. Y es una experiencia que repetiría 80.000 veces.

Cuando se lo propusieron se puso a formarse como un loco.

Me puse a estudiar, a hacer clases de dirección, porque es algo que me ha llamado mucho la atención. Pero la docencia me da mucho respeto. Y fui tan feliz dentro de esa Academia… Es que trabajar con gente tan talentosa fue una experiencia superbonita. Ver cómo evolucionaban fue revelador.

"La de profesor de 'OT' es una experiencia que repetiría 80.000 veces"

Parecía imposible conseguir la magia de Los Javis, pero lo logró.

Mucha gente me compara con Los Javis, y yo creo que cada persona hace lo que hace. El secreto de todo es ser uno mismo. En 'Labanda sonora' se me ve natural porque soy yo. Tengo un guion, pero a veces me lo salto, porque es muy bonito dejar que la conversación te lleve.

Pregunta: ¿Qué tienen en común el marido de la Pataky y el hermano del dibujante Jordi Labanda?

La voz en castellano (ríe).

Respuesta acertada. Ha doblado a un montón de actores. ¿También disfruta esa faceta?

Llevo 20 años doblando. Lo mismos que en teatro y televisión. Media vida. Es como todo, tiene su técnica, su oficio, su dedicación y aprendes unas herramientas que no te dan el resto de las cosas. Como artista, cuantas más cosas controles, más enriquecerás tu trabajo.

Labanda

El actor, en el Teatre Tívoli, emulando a su personaje en el musical 'Cantando bajo la lluvia'. / Maite Cruz

En Catalunya le recordamos mucho por su trabajo en 'Polònia'. ¿Por qué se fue? ¿Le pasó como a Bruno Oro?

Y como a Carlos Latre, sí. Hacía un par de años que había tocado techo en el programa. Yo podría seguir si hubiera querido. Es un muy buen lugar en el que estar, el equipo es maravilloso, tienes un sueldo a final de mes, son solo dos mañanas a la semana… ¡Aunque vaya dos mañanas! Porque son muchas horas y es muy sacrificado. Pero quería hacer otras cosas. Y fue salir de 'Polònia' y ya estoy presentando otro programa y desarrollando otros proyectos. Tengo la puerta abierta para volver, pero no me considero un artista que esté cómodo en la zona de confort. A mí me ponen los retos, Creo que son la sal de este oficio.

Se dice que también estaba harto de tanto ‘procés’. Pero usted rehúsa hablar de política.

Lo mío es el arte y este no entiende de idiomas ni de política ni de nacionalidades.

"A mí me ponen los retos, creo que son la sal de este oficio"

No le he preguntado cómo surgió lo de ser artista.

Empecé a los 12 años, en el teatro en el que ahora actúo, en el Tívoli. Me cogieron para hacer un musical, 'New Memory', con 'Angels Gonyalons, y fue una experiencia tan arrolladora que ese año lo suspendí todo (ríe). Y pensé que en mi vida acabaría haciendo algo relacionado con esto. Yo creo que acabaré dirigiendo. También he hecho guiones... Mi madre me dice: “Eres tan completo, hijo...” (ríe).

¿Con qué más sueña?

Con muchas cosas. El cine es un campo inexplorado, pero no tengo prisa. Confío mucho en la vida, por dónde me lleva. Y también está la dirección. Y presentar un 'late'. Creo que este programa es una buena carta de presentación para presentar un 'late'. Es una forma de mostrar versatilidad, empatía y capacidad de comunicación.

Un musical emblemático

El musical de Àngel Llàcer y Manu Guix pone sobre el escenario a más de 30 actores y bailarines, con una escenografía, un vestuario y unas coreografías espectaculares, para contar una historia de amor ambientada en la irrupción del cine sonoro en la industria de Hollywood.

El excelente y divertido guion de Betty Comden y Adolph Green – 'New York, New York', 'It’s love', 'Some other time'- narra de forma irónica la transición del cine mudo al sonoro y las dificultades con las que se encontraron los profesionales y artistas por adaptarse a las nuevas técnicas.

La película, que fue estrenada en 1952, dirigida por Gene Kelly y Stanley Donen y con música de Nacio Herb Brown y Arthur Freed, obtuvo un gran éxito y ha sido reconocida como el mejor musical de la historia por el American Film Institute.

La obra estará en cartel hasta el 9 de enero en el Teatre Tívoli y ya ha puesto a la venta las entradas para las Navidades.