La crítica de Monegal: El arte de un fiscal: convencer en lugar de impactar

En TV-3 hay zonas, oasis, que aunque parezca mentira no están impregnados por el habitual ‘agit-prop’ sobre ‘el procés’, que es la marca de la casa. Y es de justicia resaltar estos lugares, tan raros y extraordinarios. Esta semana, por ejemplo, ha concluido la tetralogía que Carles Porta le ha dedicado al tremendo caso de ‘El crim de la Guàrdia Urbana’.

Ha tenido una audiencia excelente, en especial la última entrega, el pasado lunes, que logró casi un 20% de cuota de pantalla. Este último capítulo ha sido particularmente interesante. Ha puesto el foco, nos ha enseñado, el colosal trabajo del fiscal. ¡Ah! Al margen de lo horroroso y espeluznante del caso, con la labor del fiscal Félix Martín hemos disfrutado. Se trata de un crimen donde el lema habitual de Carles Porta, «posar llum a la foscor», no ha podido cumplirse del todo: las pruebas han escaseado. Pero aún así, el foco sobre el fiscal Martín nos ha iluminado. Qué trabajo más perfecto. Qué meticulosidad en los análisis, y en la exposición argumental. La mayoría de sus intervenciones han cosechado gran reconocimiento. Pongamos unas pinceladas. Sobre Rosa Peral, la finalmente condenada: «Muestra una frialdad absoluta, y se guía por la mentira, la traición, la seducción, la erotización y la manipulación». Sobre Albert López, también condenado como coautor del crimen: «Masculinidad primitiva, del pleistoceno. Se disfraza de policía y se resume en el principio de ‘si me quitan a mi hembra, voy a hacer lo necesario para recuperarla’». Y en su alegato final, dirigiéndose a los miembros del jurado, una breve advertencia: «El mal gratuito existe, y no tiene glamur», o sea, recordando aquella frase, «Homo homini lupus», que se atribuye a Thomas Hobbes, pero que en realidad tomó prestada de Plauto.

¡Ah! El fiscal Martín hizo una exposición minuciosa y contundente. Elaboró una filigrana investigativa. Buscaba la verdad. Decía el protagonista de la serie ‘Caronte’, que emitió Cuatro meses atrás, que los juicios con jurado los ganan los que construyen el relato más impactante. Visto el documental, el fiscal Martín no parece que buscase impactar. Buscaba convencer. A pesar de que el propio Porta nos decía, al final: «No se ha podido aclarar quién mató a Pedro Rodríguez. Tampoco cómo se perpetró el crimen. El muerto no ha podido hablar. Y las mentiras de los vivos solo las saben ellos». ‘Nullum crimen, nulla poena, sine lege’.

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