Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Macrobotellón en Barcelona con filonazis de Chueca
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran Monegal
En el 'TN migdia' del sábado (TV-3), en su pieza informativa sobre el vandalismo en el macrobotellón de la noche anterior en Barcelona, incrustaron de pronto imágenes de la manifestación filonazi en Chueca (Madrid) del pasado día 18. Excusen mi ignorancia, pero no entiendo la intención de este montaje de TV-3. Habían colocado en este ‘TN’, debidamente elegidas y seleccionadas, entrevistas con algunos jóvenes. No nos pusieron las preguntas que les hicieron para inducirles sobre lo que debían opinar, pero sí nos pusieron las respuestas. Por ejemplo: «El auge de la extrema derecha hace aumentar estos casos (de vandalismo) /../ Es esta política del odio la que hace que la gente esté abierta a odiar». Y entre tanto incrustaban en pantalla la imagen de hace una semana del barrio de Chueca que adjunto en la videofoto.
Repito, no alcanzo a comprender qué tipo de relación y de mensaje nos estaba lanzando TV-3. Quizá pretendían inculcarnos que los actos vandálicos del macrobotellón en la zona de la plaza de España de Barcelona eran fruto de una protesta que brotó espontáneamente contra los filonazis madrileños de Chueca. O quizá era todo lo contrario: el salvaje y destructor macrobotellón no fue causado por la juventud catalana sino por grupos fascistas infiltrados que habían llegado de Madrid para reventar la fiesta. No lo sé.
Pero sí escuché atentamente pocas horas después de este ‘TN’, en el templo del ‘FAQS’ (‘Preguntes freqüents’), la reflexión que hizo al respecto Imma Viudes, portavoz de los sindicatos policiales SAP-FEPOL: «Se han normalizado las agresiones a la policía. Hay sensación de impunidad. Eso viene de lejos. Eso viene de la permisividad que se ha tenido por parte de actores sociales y políticos a la hora de condenar ciertas actuaciones». Lo dijo con exquisita prudencia. Sin señalar directamente. Sabía perfectamente que estaba en territorio sagrado donde no se toleran herejes ni reflexiones que no convienen. De hecho su advertencia enseguida fue tapada, desviada, para evitar entrar en análisis que están prohibidos en el templo. Pero a esta estimable representante sindical de los Mossos se le entendió todo.
Aquellos aplausos y vítores a los que encendieron la salvaje guerra en Urquinaona. Aquel «Apreteu, apreteu, feu bé d’apretar». ¿Recuerdan? Eso no lo han recordado en el ‘TN’.
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