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La crítica de Monegal: La tele, ‘El Valle de los Caídos’ de la política

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Ferran Monegal

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Acaba de informarnos Risto Mejide (‘Todo es mentira, TEM’, Cuatro) que, según advierte el portal ‘Vozpópuli’, en el PSOE llaman a su programa ‘El Valle de los Caídos’. Aseguraba Risto que eso es una pataleta del PSOE por haber fichado como colaborador y tertuliano a José Luis Ábalos, considerado mano derecha y amigo personal del presidente Pedro Sánchez hasta que fue fulminado el pasado 10 de julio.

Hombre, es verdad –y no es nuevo– que muchos políticos defenestrados de su cargo tienden a abrazar la tele creyendo que será un buen refugio. Ahora mismo en el programa de Risto tienen en nómina, además de Ábalos, a José Manuel García Margallo, a Celia Villalobos, a Esperanza Aguirre.... y en breve debutará Susana Díaz, que ya mantuvo el otro día una conversación con Risto en la que dijo que estaba ilusionadísima.

Desde un punto de vista estrictamente de contrato laboral, la vida de un político que ficha por una cadena es bastante lumpen. La soldada que les pueden proporcionar es exigua. No es como antes. Hoy las cadenas montan continuamente tertulia,s porque es una manera baratísima de llenar los programas. Pagan cuatro duros. No se puede comparar con el verdadero paraíso de los políticos, las puertas giratorias hacia los consejos de administración de multimillonarias empresas magníficas. La unica forma de prosperar económicamente en lo televisivo es ofrecer un plus, instituirse en artistas, disfrazarse, montar un teatrillo, o sea, ir abandonando el ‘pour parler’ de la tertulia y entrar de lleno en el ‘show’, y transformarse en lo que llaman ’hacer de uno mismo un espectáculo entretenido’. Es el caso por ejemplo de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que comenzó de tertuliana precisamente con Risto y ha acabado este agosto haciendo de decorativa cocinera en ese despiporren gastronómico llamado ‘La última cena’ de Tele 5. 

Descartada pues la tele como gran refugio laboral del que puedan vivir espléndidamente bien los políticos, queda el verdadero motivo por el que buscan afanosamente que les enfoquen las cámaras: ¡demostrar que siguen vivos! Cuando son víctimas del puñal de la política necesitan mostrarse, que les vean, aparecer, exhibirse. ¡Ah! Es muy humano este frenesí. Lo tremendo es cuando descubren que si la política es un puñal, la tele es una implacable barbacoa caníbal.

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