Tú y yo somos tres
Jacqueline no quiere competir con Rocío
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran Monegal
En vista de las fabulosas audiencias que está consiguiendo Tele 5 con el 'caso Rocío Carrasco', en Antena 3 TV han decidido entrar también en la temática de la violencia de género.
Pero lo han hecho de forma distinta, eso sí. Lo han hecho buscando una cierta altura en el tratamiento televisivo, sin revolcarse en el ‘todo vale’ ni en el ‘todo sin escrúpulos’. Nos han presentado el caso de Jacqueline Sauvage, que mató en 2012 a su marido Norbert Marot después de sufrir un calvario de 47 años de palizas horrorosas, una brutalidad constante y continua, incluida la violación de dos de sus tres hijas, Fabienne y Carol, cuando contaban respectivamente 15 y 13 años de edad.
En 2014 Jacqueline fue condenada a 10 años de cárcel por haber pegado tres tiros a su agresor y marido. Francia se indignó. Las calles se poblaron de pancartas y 'affiches' que decían ‘Je suis Jacqueline’, y también ‘¡Legítima defensa!’ y ‘No es culpable, es víctima’. François Hollande, entonces presidente de la República, la indultó en 2016. Cuatro años después Jacqueline falleció. A-3 TV ha edificado sobre este caso una noche temática que ha arrojado luz y no morbo, cosa que hay que agradecer.
Primero nos pasaron la película que sobre este caso dirigió Yves Rénier en 2018, e, inmediatamente, Mónica Carrillo presentó un debate útil, instructivo, del que quiero resaltar las advertencias de la magistrada de la Audiencia Nacional María Tardón, exhortando a sus compañeras y compañeros del mundo de la judicatura: enjuiciar la violencia de género exige una formación específica. Como dijo una de las debatientes, corroborando a la magistrada: «Los jueces no deben esperar a que la víctima esté en un hospital a punto de morir para decidir condenar al agresor».
Desde el punto de vista de la estrategia televisiva es muy interesante que A-3 TV haya evitado que su noche coincida con los seriales de Tele 5 sobre Rocío Carrasco. ¡Ah! Seguramente Jacqueline, allá donde se encuentre, lo habrá agradecido. Estoy convencido de que Jacqueline no quiere competir con esa Rocío que ha ido deconstruyendo Tele 5 en busca de audiencia y negocio sin escrúpulos. Y menos todavía con esa variante que preparan, enfrentando en la arena de su circo 'telecinqüe' a las dos Rocíos: hija contra madre y madre contra hija. Seguramente le basta a Jacqueline --y a sus tres hijas, que siguen vivas-- que su caso se haya explicado sin sumergirlo en una atmósfera caníbal.
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