Tú y yo somos tres

La tele no es lugar para salmones ni golondrinas

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Monegal / El Periódico

Ferran Monegal

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Ha provocado interés, curiosidad y mucha sorpresa el caso de la extelevisiva Beatriz Montañez. Después de una notable trayectoria en la tele, Montañez desapareció en 2014 de improviso. Ahora el gran público ha descubierto que vive recluida y aislada del mundo, desde hace cinco años, en una cabaña de los montes de Valencia.

En ‘La Sexta Noticias’ le dedicaron el sábado un breve reportaje. La vimos en su humilde cobijo. Ha escrito un libro que se titula ‘Niadela’. Decía, recordando su época en la tele: «Mi vida, vista por fuera, podía parecer idílica. Pero vista por dentro, yo notaba que algo no estaba funcionando». ¡Ah! Es un caso muy interesante el de Beatriz. En ‘El intermedio’, como ‘partenaire’ de Wyoming, alcanzó gran popularidad. Desarrollaba un estilo lleno de simpatía y alegría. Sabía reír como nadie en ese programa ha reído. Y practicaba una picante retranca muy entretenida.

Pero a finales de 2011 decidió despedirse. Gonzo le preguntó si pensaba irse al paro. Ella le respondió: «Cuando sales de aquí no vas al INEM, vas a terapia». Y resulta que se fue a Telecinco, al programa ‘Hable con ellas’. ¡Ah! Puede parecer un extraño lugar para hacer una terapia curativa. De hecho, yo creo que fue allí, precisamente, donde comprendió que debía dejar la tele y recluirse.

Supongo que ayudó mucho el encontronazo que tuvo con Bertín Osborne a primeros de julio de 2014. Aquí se lo conté. Bertín se puso a despotricar contra Pablo Iglesias. Y Beatriz se erigió en su defensora. No dijo aquello de «¡Por Pablo Iglesias maaato!», pero casi. Y tuvieron un cara a cara muy feroz consiguiendo un repunte de audiencia magnífico. Y claro, a la semana siguiente Telecinco volvió a convocar a Bertín. Cuando un ‘show’ funciona hay que exprimirlo. Y Beatriz, siguiendo a la fuerza el guion preestablecido, llegó incluso a tener que brindar con Bertín. Lo más duro fue que el brindis tuvo que hacerlo con la marca de gazpacho que Bertín anunciaba esos días. Beatriz se despidió del programa pocos días después. Yolanda Ramos dijo con admiración: «Beatriz es salmón: nada contracorriente». En efecto: la tele no es lugar para los salmones.

Yo veo ahora a Beatriz en su humilde retiro y pienso en aquella golondrina del bolero que cantaba Compay Segundo: ‘Golondrina viajera que ha vuelto de nuevo a su hogar’. Un hogar en el que lleva cinco años sin tele. ¡Ahh! Eso sí es terapia curativa.

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