TÚ Y YO SOMOS TRES

Analizar la mentira desde TV-3 tiene mérito

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Ferran Monegal

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En 'Nexes' han arreglado lo de la iluminación. Y para celebrarlo Terribas & Basté han tenido un golpe muy hermoso: han decidido poner un foco de luz sobre la mentira y nos han propuesto analizar a los mentirosos. ¡Ah! Hacer este ejercicio desde la actual TV-3 tiene mucho mérito. Pero, francamente, se han quedado cortos. Los grandes farsantes y tramposos de verdad no estaban convocados en este plató. Les ha faltado valor. El propio Jordi Basté, que no tiene un pelo de tonto aunque esté muy calvo últimamente, tuvo un rapto de sinceridad en un momento dado y exclamó: "¡La mentira se penaliza poco! ¡En el periodismo, en la política, en las finanzas...!". Pues sí señor. Deberían haberse puesto manos a la obra y poner en esa nave que les hace de plató a un par o tres de políticos, de los de la 'colla pessigolla' y también de los otros; y a algunos directivos de cadenas de televisión, acompañados de los jefes de informativos, y apretarles un poco las tuercas. Hombre, no diré que los casos de criaturas farsantes y embusteras que nos han seleccionado no tengan su interés. Pero todos eran pardillos en el fondo.

El caso de un exmánager de la discoteca Apocalypse, por ejemplo, que confesó haber mentido y engañado a más de 2.000 personas en 1990 vendiéndoles entradas para ver al grupo Technotronic, y, en realidad, hizo salir a tres que había disfrazado para que dieran el pego. Es una trapacería muy roñosa, estamos de acuerdo, pero al lado de los cientos de miles de feligreses a los que la propia TV-3 toma el pelo todos los días –y también, seamos rigurosos, otras cadenas del telehipódromo estatal–, al lado de esta trampa generalizada sobre el derecho que tenemos a recibir una información veraz y no adulterada, lo del de la discoteca Apocalypse no pasa de picaresca. Con razón a la propia Mònica Terribas le sobrevino un rapto de sinceridad y exclamó: "¡Pero la gente que fue esa noche a la discoteca se lo pasó bien"». Ya es eso, efectivamente. Sabes que te mienten, pero abrazas a la mentira porque somos como niños necesitados de cuentos. Esa es la ventaja de los mentirosos.

En casa nos interesó mucho el caso del ciudadano Xavier. Confesó haber vivido 35 años en la mentira, y, además, sabiéndolo. Más de 35 años viviendo en un autoengaño permanente. Hasta que al final decidió quitarse la venda. Comprendió que tenía un problema en la cabeza. Y se curó. Quién sabe, quizá la terapia consistió en ver menos la tele.

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