El contrato de Messi: hipocresía informativa

Se ha armado una tangana de proporciones colosales con la filtración del contrato de Messi con el Barça. Han pasado apenas 24 horas de la publicación (diario 'El Mundo') y en todas las cadenas que he visto, y les aseguro que son bastantes, el tema ha sido abordado con tintes de escándalo. Básicamente la tele se preguntaba: ¿cómo es posible que Messi gane tanto? ¿Cómo puede pagarle estas cantidades un club que está arruinado? Y se añadían incluso tintes de moralina de barra de bar, rasgándose las vestiduras ante la cifra que gana este ser humano.

¡Ah! La tele –y otros medios– parece que estén buscando la indignación popular a base de provocar en la audiencia un golpe emocional. Pero casi nadie ha abordado el asunto desde la estricta realidad y legalidad. Uno de los pocos, y lo celebro, ha sido Artur Peguera en el 'Telenotícies migdia' (TV-3). Nos decía, resaltando lo fundamental: "Sorprende que se haya hecho público. Este tipo de contratos son estrictamente confidenciales". Efectivamente. El Barça es una entidad privada. Sus propietarios son sus socios (150.000, según datos de 2015). Solo ellos tienen derecho a conocer los contratos del club de su propiedad. Denota una gran hipocresía este retorcimiento de la información, induciendo a confusión entre lo público y lo privado. Eso es como pretender que se haga público, por ejemplo, lo que cobra el jefe de ventas de la casa Cacaolat. Y luego escandalizarse.

Esta filtración del contrato privado de Messi se solapa con el contrato de la UE con las vacunas de las farmacéuticas. Este sí es un contrato que debería hacerse público en toda su integridad, y no esa intolerable mascarada que nos han presentado, llena de tachaduras para que no podamos conocer sus términos reales. Aunque sean empresas privadas, la pandemia es mundial. Afecta a toda la humanidad. "Esta vez el enfrentamiento va mucho más allá de saber qué países fabricarán iPads (...) Esta vez se trata de productos que quizá determinen quién vive y quién muere", se advertía en un artículo que publicó 'The New York Times' el 13 de abril del año pasado.

 Y si quieren, otro día, estos medios de comunicación que se escandalizan por un contrato privado, podrían comenzar a filtrar los contratos de las teles públicas con productoras, estrellitas y famosos. Esos contratos sí deberían conocerse. Los pagamos entre todos. 

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