Estrena 'Los espabilados' en Movistar

Albert Espinosa ('Los espabilados'): "Encerrar a niños en un psiquiátrico no es la solución"

El creador de 'Polseres vermelles' estrena este viernes en Movistar+ 'Los espabilados', protagonizada por cuatro chicos que se escapan de un centro psiquiátrico

Los espabilados

Marisa de Dios

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Diez años después del enorme éxito de 'Polseres vermelles', la serie de TV-3 sobre niños con cáncer que triunfó también en España y tuvo adaptaciones en países como EEUU, Italia, Chile y Alemania, su creador, Albert Espinosa, presenta nueva ficción, 'Los espabilados', que llega a Movistar+ este viernes 29 de enero. Los protagonistas vuelven a ser niños, pero ahora están internados en un centro psiquiátrico, del que se escapan viviendo una aventura por cuatro países (España, Francia, Alemania e Italia).

'Los espabilados' no es una serie al uso, ya que aborda temas delicados, además tratándose de niños: las enfermedades mentales, el suicidio, la pedofilia...

Era una historia que tenía muchas ganas de explicar porque es muy diferente. Siempre había querido que hubiera sido mi primera serie, porque cuando yo tenía cáncer, en la planta de arriba del hospital estaban los niños a los que llamábamos 'los espabilados', que eran los de las enfermedades mentales, que me tenían fascinado. En sus vidas aparecían temas como el dolor, el suicidio, las etiquetas, pero tenían mucha felicidad y ansias de libertad, y yo tenía ganas de retratar ese mundo en esta especie de 'Cuenta conmigo' y 'Alguien voló sobre el nido del cuco', con una estética un poco de 'Antes del amanecer' o 'Antes del atardecer'. El viaje a través de cuatro países que hacen los personajes era como el que nos explicaban esos niños que se escapaban del centro, en los que había mucha imaginación y felicidad.

Con la serie se posiciona claramente contra los psiquiátricos infantiles. En el rodaje afirmó incluso que había hecho esta serie para vaciar esos centros.

Yo siempre hago series en las que lo importante es la aventura. En 'Polseres vermelles' la había y el mensaje era que los niños con cáncer no llevan esa sensación de tristeza que sacan en los anuncios. Aquí también hay una aventura que viven los chavales y para mí hay un mensaje claro: si las 30.000 o 35.000 plazas de psiquiatría infantil que hay en España están todas llenas, como ocurre ahora, hay un problema. A la mayoría de niños que conocí en el hospital no les hacía falta estar enjaulados y tomando medicinas, igual que a la mayor parte de los que he conocido ahora investigando para la serie. Mi idea principal era reflejarlo, porque hay opciones alternativas a tenerlos encerrados, que no es la solución porque las etiquetas que les ponen no son las correctas. Con lo cual la idea sí que es un poco vaciar los psiquiátricos infantiles, pero si no lo podemos conseguir también sería bonito, al menos, que la gente los mirara con ojos diferentes.

¿Cómo fue la preparación de la serie, ya que visitaron varios centros psiquiátricos infantiles en Galicia?

Para mí, en esta serie había tres patas: el recuerdo de lo que viví con 14 o 15 años, durante el tiempo que estuve en el hospital, esa energía de cuando eres un niño y cómo distingues a otro niño. Después estuve en Galicia en tres hospitales con unas doctoras increíbles que me decían que no debían existir estos centros, que habría que encontrar métodos alternativos para estos niños. Y, finalmente, estuvimos con los protagonistas en un par de centros y llevamos a niños como los que aparecen en la serie a los ensayos. Tal vez lo más bonito es que cuando los actores salían de allí no entendían porqué esos chicos estaban encerrados. Porque todo lo que nos explicaron era muy parecido a lo que yo había vivido de pequeño, con esas ansias de libertad y de escaparse, esas fugas casi diarias que hacían porque no querían estar allí y pensaban que no tenían nada.

El personaje de Miki Esparbé, el detective que busca a los protagonistas que se escapan del centro psiquiátrico infantil, está basado en un personaje real.

Sí, en el hospital en el que yo estuve ingresado tenían a un hombre que me parecía fascinante, que buscaba a niños de 10 a 14 años. Yo le preguntaba que por qué no buscaba a chicos de otras edades, y él me decía que porque si son muy pequeños lo que encontraría no le gustaría y si son muy mayores tampoco, porque se habrían escapado por otras razones. Era un tipo que tenía una profesión curiosa y, además estaba muy especializado, así que le dediqué dos libros. Quería recuperarlo para esta historia porque era fundamental que alguien persiguiera a esos chicos, y quería que fuera alguien que tuviera esa realidad.

¿Le resultó difícil vender la serie? Porque comentaba que hubiera querido que fuera su primera producción televisiva, pero hace ya 10 años del estreno de 'Polseres vermelles'.

Cuando propuse a un canal estatal capítulos de 24 minutos en una serie con enfermedades mentales me dijeron que no. Pero es que quería retratar en ese minutaje lo que pasa por la cabeza de un niño que está pasando por todo eso, no podía ser otra serie que tuviera más tramas con las que te fueras de lo principal, cada capítulo tenía que ser como un disparo, como un '24', que acabaras el episodio y quisieras ver el siguiente, y no funcionaría con capítulos de 40 minutos. Así que guardé la idea y cogí la de 'Polseres vermelles', que a mí no me interesaba tanto porque lo había vivido. En Movistar han entendido la serie a la perfección, me han ayudado, me han hecho cambiar cosas, pero cosas que tenían mucho sentido, y siempre manteniendo la idea de la serie, con lo cual he encontrado el hogar perfecto para 'Los espabilados'. Por eso tardo tanto en hacer series, porque si tengo que cambiar cosas que son fundamentales no lo quiero hacer, y sobre todo estaba el tema del minutaje y de los niños protagonistas.

¿Por qué quiso que el protagonista, Mickey L'Angelo (Álvaro Requena), rompiera la cuarta pared, hablando constantemente a cámara?

Para mí había una cosa que hacían mucho estos niños, que es que hablan mucho solos. Es un efecto secundario por la cantidad de pastillas que les dan. Decidí que hablara a cámara porque pensaba que sería mucho mejor y más fácil para retratarlo. Hay muchas series de adultos que hablan a cámara, pero no recuerdo ninguna en la que lo hagan niños.

¿Cómo fue el proceso de casting? Porque algunos de los chavales protagonistas son prácticamente debutantes.

Hicimos un casting abierto que anunciamos a través de las redes sociales y vinieron no sé si 4.000 niños o así. Fue difícil, porque buscas muchas variables con chicos de unas edades en las que tal vez no tienen la forma de actuar perfecta. Además, aquí no hemos falseado las edades, tienen entre 12 y 14 años. Buscábamos buenos actores, pero también buenas personas. Pero creo que Consol Tura, que en su momento encontró a Penélope Cruz, a Javier Bardem y a todos los niños de 'Polseres vermelles', podía volver a hacerlo. A mí me gusta implicarme en el 'casting', y a veces encuentras al niño perfecto pero ves que la familia será complicada y descartas al chico, porque también trabajas con la familia en rodajes como este, en el que vas por cuatro países. Con 'Polseres vermelles' ya viví un máster de cómo encontrar al niño perfecto en muchos aspectos.

¿Por qué quiso introducir un tema tan peliagudo como el suicidio juvenil?

A algunos de estos niños también los llevan a estos centros por el peligro a que se quiten la vida, así que era importante que estuviera este hecho en la serie. Es como hacer 'Polseres vermelles' y que no estuviera la muerte. Para mí era fundamental que apareciera, porque si no estás haciendo una serie como un cuento, y esto no es un cuento, los chicos tienen problemas y deben luchar contra muchas cosas.

¿Hay prevista una segunda temporada?

La idea siempre ha sido hacer dos temporadas, y con la posibilidad de una tercera. La segunda ya está escrita, tiene cinco capítulos. Y pasa en otro momento de sus vidas. A mí me gustaba mucho expresar diferentes momentos de su existencia: uno cuando estás en el hospital y quieres escaparte y otro muy importante cuando estás en paz, pero realmente llevas un bagaje. Si la pandemia lo permite supongo que la rodaremos el próximo verano.

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