la prueba estrella

Los secretos del rosco de 'Pasapalabra'

Roberto Leal, con el rosco de 'Pasapalabra'

Roberto Leal, con el rosco de 'Pasapalabra' / periodico

Marisa de Dios

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Empieza con la 'P': concurso que lleva 20 años de emisión en España, que ha pasado por Antena 3 y Tele 5 y que actualmente presenta <strong>Roberto Leal</strong>. La respuesta, como muchos sabrán, es 'Pasapalabra', el concurso líder de la televisión, que este jueves 1 de octubre cumple 100 ediciones en su nueva etapa en Antena 3, cadena en la que comenzó su andadura en el año 2000.

Desde esos inicios, con Silvia Jato al frente, el programa ha ido evolucionando, cambiando de cadena y de presentador (por él han pasado también Christian Gálvez, Constantino Romero, Jaime Cantizano y, hace poco, Manel Fuentes) y variando algunas de sus pruebas, aunque ha mantenido prácticamente intacta una de ellas: el rosco, el reto final al que se enfrentan los participantes del 'show' nacido en la tele británica. Detrás de su prueba estrella, con la que los concursantes pueden embolsarse el suculento bote, está un equipo de cuatro guionistas, coordinados por Borja Pérez, que la prepara a conciencia.

"Nuestras fuentes son, principalmente, el diccionario de la RAE y el María Moliner, además de dos enciclopedias en las que nos apoyamos para buscar las preguntas que no se encuentran ahí, como las relacionadas con un país, un escritor o una película", explica el coordinador de guiones de 'Pasapalabra', que recalca lo mucho que mira su equipo por ajustar el nivel de dificultad para los dos concursantes que compiten cada día: "La idea siempre es igualar los roscos al máximo. De hecho, uno de los motivos por los que hay tantas personas que repasamos el rosco es para asegurar que son lo más similares en cuanto a dificultad y a variedad temática de preguntas", apunta. Porque la prueba no solo la revisan los guionistas, sino también una lingüista y el director, que es el que tiene la última palabra.

Cambios en el rodaje

Pero luego, en el rodaje, siempre puede haber algún cambio. "A veces el concursante nos dice una palabra que nosotros no teníamos contemplada pero se ajusta a la definición y la tenemos que dar por válida", apunta Pérez. En esos casos, que se producen de tanto en tanto, tienen que recurrir a la edición. "Repetimos y luego, en casa, ni se nota ese pequeño corte". El vocablo en cuestión lo incorporan a sus archivos y, como otros, puede volver a salir en el programa. "Repetimos porque el diccionario es finito", justifica.

En cambio, las que hace años que ya no aparecen en el rosco son la 'K' y la 'W', que les daban poco juego porque no hay muchas palabras en castellano que empiecen con esas letras. La minuciosidad buscando nombres y definiciones no les exime de cometer algún que otro error, que las redes sociales se han encargado de señalar en esas contadas ocasiones. "Lo que hemos hecho en esos casos es llevar de nuevo al programa al concursante al que se le perjudicó en su momento", recuerda Pérez. 

Luquete y lúnula

"El rosco ha ido evolucionado en paralelo a los concursantes", reflexiona el coordinador de guiones. "Antes los participantes iban un poco con lo que sabían de casa, y la prueba era más sencilla. Pero a medida que se han ido preparando más, hemos tenido que subir el nivel. Además, si diéramos el rosco cada mes, el programa perdería interés", confiesa. Por eso siempre cuentan con "unas 20 palabras más o menos asequibles y otras dos, tres o cuatro más complicadas, que son las que te hacen ganar el bote".

A él le gusta recurrir a muchos elementos de la vida cotidiana que ni siquiera sabíamos que tenían un nombre, porque han quedado en desuso: "¿Sabías que luquete es la rodaja de limón que nos ponen en los refrescos y lúnula, la pequeña mancha blanca que tenemos en las uñas?", pone de ejemplos. Quien quiera completar el famoso rosco debería saberlo.