TÚ Y YO SOMOS TRES

La cocinera Villalobos chamusca a Aznar

La cocinera Villalobos chamusca a Aznar Tü y yo somos tres por Ferran Monegal

La cocinera Villalobos chamusca a Aznar Tü y yo somos tres por Ferran Monegal / periodico

Ferran Monegal

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Castillo de Jaén. Cerro de Santa Catalina. Ante un paisaje de olivares gloriosos, estaba Celia Villalobos friendo unos buñuelos. Se le acercó Florentino Fernández, el cómico. Le lanzó de sopetón: «Tú ya dejaste de ser aznarista ¿verdad Celia?». Y ella contestó: «Pues sí. Fue cuando empezó a meterse con Mariano. Mira, va el Aznar y nombra a Mariano pensando que él seguirá estando detrás, en una sillita, diciéndole: ‘¡Ahora por aquí! ¡Ahora por allá!’... No, no. Hay algo fundamental en política: cuando te vas no pretendas que el que te sustituya haga lo que tu quieres, porque lo que va a hacer es echar ceniza sobre tus pasos». Y mientras esto decía, los buñuelos se le iban quedando completamente ennegrecidos. O sea, doña Celia se ha puesto a cocinar en la tele y le ha salido un Aznar chamuscadísimo. Es interesante esto de acoplar la política con la gastronomía. Salen platos sorprendentes. Esa frase que le ha lanzado a Aznar («Lo que va a hacer tu sustituto es echar ceniza sobre tus pasos») seguramente es un buen dibujo de lo que ocurrió en el PP en la última época marianista. No obstante este Masterchef celebrity debe de estar grabado hace muchos días. Con el feo asunto del caso Kitchen, ahora la ceniza está sobre los pasos de MarianoEl Barbas, como allí le citan. ¡Ahh! Qué golpes tiene la gastronomía política.

Esta variante de la tremenda Villalobos en versión cocinera puede darnos grandes alegrías. Indiscutiblemente ha sido la novedad más atractiva de esta edición. Ha tenido también golpes emotivos. De repente, Celia lloró. Y decía: «Yo no había llorado en mi vida. ¡He venido aquí a aprender a vivir!». De entre el resto de concursantes destaquemos a Ainhoa Arteta. Dado que es soprano, en lugar de explicar los platos los cantaba. Elaboró uno que tituló Bonito a la Madame Butterfly, y entonó Un bel di vedremo sobre el cuerpo frito del túnido.

Más prosaico ha sido lo de Juanjo Ballesta, aquel inolvidable El Bola de la película. De pronto le entró un apretón y se ausentó 15minutos. «He ido al servicio. ¡Tenía que hacer de vientre!», decía compungido. Y Jordi Cruz, enrabietado, le advertía: «¡Es la primera vez en ocho años que un aspirante abandona el servicio para ir a hacer caca! ¡Aquí se viene cagao y cagaomeao. ¡Ah!  Recuerde el inflexible Cruz, que el comer y el evacuar son actos fisiológicos que van unidos.

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