TÚ Y YO SOMOS TRES

El acoso y el escrache: el filo de una navaja

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Ferran Monegal

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Juan Carlos Monedero ha sufrido acoso, insultos, amenazas, en un bar de Sanlúcar de Barrameda. En Cuatro Al Día (cadena Cuatro) acaban de entrevistar a Monedero, y han pasado –grabada con teléfono móvil– parte de la agresión que sufrió. Se ve, y se escucha cómo le insultaban: «¡Vete a tu puta cloaca, maricón de mierda! (..) ¡Fuera, sinvergüenza, fuera de España» le gritaban. Monedero ha advertido al programa: «Era un grupo de energúmenos. Es triste. Me recuerda aquellos años de la Transición cuando grupos pintaban en las paredes ‘zona nacional’ y si te veían con pinta de no ser de derechas te daban una paliza, con cadenas».  Tiene razón. No hay libertad que ampare a nadie que se pone a acosar, a insultar, a amenazar, a otro ciudadano.

Lo más interesante de esta aparición de Monedero fue no obstante la reflexión que le hizo Joaquin Prat Jr. en un momento dado.  Le preguntó, con intención punzante: «¿Quién empleó el término ‘jarabe democrático’ para referirse a los escraches y a los acosos, Juan Carlos?». ¡Ah! Fue un recordatorio con retranca picante. Se refería Prat a aquella comentadísima alocución de Pablo Iglesias en su programa Fort Apache (HispanTV) en la que advertía con rotundidad: «Los escraches son ‘el jarabe democrático’ de los de abajo. ¡Bienvenidos!». ¡Ah! Pegó un respingo Monedero. Vio enseguida por donde iba Prat al introducir el término ‘escrache’. Se revolvió y exclamó: «¡Un escrache es otra cosa! ¡El escrache es la  reclamación de justicia de los que no tienen voz! ¡Los escraches nacieron en Argentina porque los militares asesinos se iban de rositas!» y concluyó: «Un escrache se hace a quien ha cometido una injusticia y te está haciendo daño». ¡Ah! En esta breve sesión televisiva se estaba abriendo de pronto un melón interesante: la línea divisoria entre acoso y  escrache. No estoy tan seguro de que la diferencia esté tan clara. Creo que al acoso y al escrache los separa solamente el filo de una navaja. Hay quienes opinan que son simples variaciones semánticas. Distintos nombres para una misma actitud.

Antes de terminar Monedero advirtió, quejándose: «Aquí la víctima soy yo, pero me tratáis como si fuera el agresor». Estoy de acuerdo. La víctima ahora ha sido él. Eso es indiscutible. Pero yo reclamo un debate. Tema: la agresión, el acoso, el escrache y el jarabe democrático. Desde Catalunya podríamos aportar datos.

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