LOS HITOS TELEVISIVOS DE SUDÁFRICA-2010

El día en que Iniesta llevó a España a la Luna (y todos lo vieron por TV)

La final del Mundial sigue siendo el acontecimiento más visto de la historia en España

Los comentaristas recuerdan los goles del mundial

Los comentaristas recuerdan los goles del mundial. / periodico

Eloy Carrasco / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si hubiera que elegir a un antihéroe de la final del Mundial de Sudáfrica-2010, un buen candidato sería Maarten Stekelenburg. La némesis de Andrés Iniesta. El portero holandés que rozó la gloria con la punta de los dedos. Y ese fue su problema, que solo la rozó: no pudo parar aquel chut tan cargado de fe y el de Fuentealbilla fue quien pasó a la historia. Quién sabe. Quizá si Stekelenburg hubiese frenado aquel tiro, la tanda de penaltis habría sido inevitable, y es ahí donde un portero puede cimentar una leyenda. Pero no. Stekelenburg tiene hoy 37 años, ha chupado banquillo las últimas temporadas en el Everton, a la sombra de Jordan Pickford, el número uno de Inglaterra, y cerrará el círculo de su carrera con un regreso al Ajax que lo vio partir mucho antes de que ni siquiera pudiera imaginar que un día jugaría la final de un Mundial. Diez años después de que sus guantes no lograran atrapar aquel balón de oro, no hay nada que celebrar este 11 de julio, ningún 11 de julio, en el hogar de este antihéroe de casi dos metros.

El Armstrong de Fuentealbilla

El cohete de Iniesta significó la llegada a la Luna para el fútbol español. El gran paso que faltaba. Y, como ocurría con aquel instante histórico de Neil Armstrong pisando el satélite, todo el mundo recuerda dónde lo vio, con quién, en qué bar, en casa de quién. La televisión paralizó a casi toda España. Una media de 14 millones de personas vieron el partido, con un 82,9% de 'share' (¿qué programa estarían viendo el 17,1 restante?), y el llamado 'minuto de oro' (pico máximo de audiencia) concitó a casi 17 millones, con un 91% de cuota. Esas cifras son las que registraron los audímetros, pero son pequeñas al lado de la realidad porque ahí no se cuenta a quienes vieron el España-Holanda en bares o en pantallas gigantes en muchas ciudades, que fueron multitud.

Ante tan apabullante competidor, aquel día a esa hora TV-3 echó a los leones 'El gran dictat'; TVE-1, 'España directo', y Antena 3 emparedó su noticiario entre un telefilme marca de la casa ('Donde habita el amor') y 'El club del chiste'. Fueron los que perdieron la final antes de que se empezara a jugar.

El 'minuto de oro' fue el anterior al del gol, a las 22.56 horas, cuando la tensión y la expectación eran superlativas ante la inminencia de una tanda de penaltis con toda la pinta de requerir a mano un desfibrilador. Pero llegó el derechazo de Iniesta, y fue saludado con los berridos más atronadores jamás emitidos por los relatores de radios y televisiones españolas. Entre ellos emergió aquel inolvidable "¡¡¡Iniesta de mi vida!!!" que le salió del alma a <strong>José Antonio Camacho</strong>, uno de los comentaristas de Tele 5. Ya en la semifinal se había desgañitado como nunca antes lo había hecho un merengue por un gol de alguien del Barça. Era el 7 de julio, y junto a Paco González, ambos con el pañuelico de San Fermín al cuello, gritó con locura el testarazo de Puyol que acabaría dando la victoria ante Alemania.

Porque fue la cadena de Mediaset la que transmitió en abierto todos los partidos de la selección española (también los emitieron Canal + y Canal + Liga, de pago) y la que ostenta desde entonces el récord del programa más visto en la historia de la televisión en este país. De hecho, la final del Mundial de Sudáfrica permanece como uno de los tres acontecimientos del siglo XXI que a los españoles les vienen a la cabeza cuando se les pregunta por sus recuerdos televisivos, según una encuesta que realizó Samsung años más tarde. Los otros dos son los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York (2001) y los ataques terroristas del 11-M en Madrid (2004).

La apoteosis roja en Johannesburgo fue la cima televisiva de aquel Mundial, pero hubo otros momentos memorables que captó la pantalla. De sobras conocido es el beso que Iker Casillas plantó a Sara Carbonero como remate de la entrevista que la periodista le hizo al portero minutos después del partido. Un par de horas antes de ese ataque de amor, el entonces mito viviente Nelson Mandela recorrió el campo en un coche descubierto como parte del protocolo de la final. Tenía 91 años y resultó ser la última vez que hizo una aparición en público. Falleció tres años después.

El paseo de Mandela, como todo lo que ocurría en los estadios sudafricanos, transcurrió en medio del zumbido de las vuvuzelas, molestas trompetas muy populares en África que, de tan invasivas, a punto estuvieron de comprometer las transmisiones televisivas. Al final, el uso de unos filtros alivió el enjambre, que aun así resultó ser la omnipresente banda sonora de aquellos días que cambiaron la historia del fútbol español.

Suscríbete para seguir leyendo