Pablo Iglesias fue el último en saberlo

A raíz de la publicación de su ensayo La conjura, así se fraguó el primer gobierno de coalición, el periodista Jesús Cintora ha sido entrevistado en La Sexta noche. Iñaki López le preguntó si sabía en qué momento Pedro Sánchez decidió pactar con Pablo Iglesias. Y Cintora contestó: «La misma noche de las elecciones del 10-N. Diseñó inmediatamente una llamada ‘operación relámpago’. Quién no lo sabía  era Pablo Iglesias». ¡Ah! Interesante paisaje el que dibujó Cintora. Debió ser una noche, y una madrugada, netamente maquiavélica: vamos a pactar con Pablo, pero que él no se entere todavía; mantengámosle un par de días en la cuerda floja, no sea que se crezca. Es una estrategia clásica de la ingeniería política del pacto: si sabes que el otro se muere de ganas por subirse a tu tren, disimula; no sea que se haga ilusiones y quiera ser el maquinista de la locomotora.

De esta conversación hubo no obstante un tramo que merecía más desarrollo. La premura televisiva a veces cercena momentos que podrían ser luminosos. Fue cuando hablaron de los deseos de Felipe González «desde la sombra», intentando que Pedro Sánchez pactase con los liberales (pongamos C’s y PP) al estilo de lo que han hecho otros gobiernos europeos. Nos pusieron las últimas declaraciones de Felipe, comparando al actual gobierno de coalición con «el camarote de los hermanos Marx», y recordaron también aquella otra advertencia suya, de abril de 2017, cuando dijo que Sánchez era «Pedro el Cruel. ¡Ah! Deberían haber tirado de ese hilo. Les hubiera llevado a apasionantes territorios.

Pedro I de Castilla, llamado el Cruel por sus detractores, acabó apuñalado por su hermano Enrique de Trastámara, llamado el Fratricida justamente. O sea que la advertencia de Felipe González quizá era un souvenir para que Pedro Sánchez no pierda de vista la Historia. Habría sido televisivamente muy potente que Iñaki y Cintora nos hubieran hecho la quiniela, imaginaria, de quién podría ser el lFratricida del actual Pedro. Y quien haría el papel de Beltran Duguesclín, que fue el gran traidor. En cualquier caso aquí lo picante es que, según Cintora, de esa ‘operación relámpago’ Iglesias no supo nada hasta que escenificaron el pacto en aquel famoso abrazo del día 12. O sea que Pablo debió estar 48 horas reconcomido, sufriendo, temiendo que, a lo peor, no podría subir al tren.