TÚ Y YO SOMOS TRES

La abuelita que quería leer a Corín

Por fin un buen retrato en TV-3 de la pésima gestión de las residencias de ancianos de Catalunya

La abuelita que quería leer a Corín

La abuelita que quería leer a Corín / periodico

Ferran Monegal

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Una abuelita en una residencia. Frágil. Un poco desorientada. Pero lúcida. Volcada frente a la pantalla de un Ipad, hablaba con sus hijos, sus nietos, su  familia, reunida en la lejanía.  Les decía: «Estoy bien, estoy bien. ¿Teneis novelas de la Corín Tellado? ¡Porteu-me’n un parell!. Y la familia le mostraba un ejemplar, una de las miles que escribió Corín, titulada Disculpa mi timidez, y le decían: «Miraaa, te la traeremos cuando nos veamos». Y aquella abuelita sonrió, complacida.

Toda la tragedia que se ha vivido estos meses en las residencias de ancianos de Catalunya, responsabilidad directa de la Generalitat (primero de la consellería de Treball, Afers Socials i Families, y ahora de la conselleria de Salut), toda esta escalofriante mortandad que allí se ha producido, TV-3 lo ha procurado silenciar todo lo que ha podido. O desviar la atención. El domingo por la noche, no obstante, nos ha ofrecido un 30 minuts (Residencies, els grans oblidats) que ha sido valiente, realista, sin esconder ni intentar disimular la mala gestión, y peor coordinación, que tanta muerte ha causado en las residencias de Catalunya. Han dado voz, por ejemplo, a la directora técnica de una residencia, Soraya Real, mujer comprometida con la tercera edad, diplomada en enfermería geriátrica, y decía: «Hemos sido abandonados. El primer material lo mandaron el 12 de marzo. Un pack para un solo paciente y para dos días. Dos batas de papel, dos gafas, 15 mascarillas. Eso para una residencia con 40 pacientes y 20 trabajadores.  Hemos sido abandonados, sí. Lo que esto ha producido es contagio. Y muerte.  pack Quí els ha matat? El coronavirus, o tot plegat?».

¡Ah! Conociendo cómo circulan las consignas por TV-3, este contundente y exacto retrato lo habrían podido suprimir. Tranquilamente. Sin pestañear. Tienen costumbre. Pero lo han emitido. Celebro poder elogiar este 30 minuts. Han abandonado el maquillje y las tijeras, y han permitido que nos enteremos de la verdad de lo ocurrido.

Quiero pensar, lo deseo, que la frágil, entrañable y simpática abuelita que les contaba al principio, ya esté leyendo la novelita de Corín. ¡Ah! Disculpa mi timidez relata la historia de un muchacho reservado, introvertido, que a los 26 años de edad sigue virgen todavía. No le desvelaré el final, pero es una historia delicada, contada con pinceladas de humor fino. Te gustará, abuelita.