TÚ Y YO SOMOS TRES

"¡Salvad a Franco!" grita el ministro

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Ferran Monegal

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Con este grito acaba de comenzar la cuarta temporada de la serie El ministerio del Tiempo (TVE-1). «¡Hay que salvar a Franco!» grita el ministro en pleno año 2020, o sea, ahora mismo. Comprendamos la comedia. Este es un ministerio de ficción, ubicado en los subsuelos de Madrid, cuyo cometido es viajar al pasado para vigilar continuamente que nadie intente alterar el curso de la Historia. Es decir, que la Historia quede como está y no como nos gustaría que hubiera sido. Hombre, se podrían hacer reflexiones derivadas muy interesantes al respecto, muy actuales. Por ejemplo con ese pintoresco asunto del nuevo relato que impulsan algunos historiadores, con acento indepe, que reescriben, reinterpretan, la Història de Catalunya. Pero no es este el objeto de esta serie, al menos por ahora.

El escuadrón ministerial que ha viajado al pasado en este primer capítulo (Hugo Silva, Cayetana Guillén Cuervo, Nacho Fresneda, Macarena García...) detectan que más o menos en 1945 un celebrado actor de la época quería asesinar a Franco. El escenario elegido para el atentado era una recepción de Franco en el Palacio de la Granja de Segovia. Hombre, y dicho sea con todos los respetos al derecho a la vida, ese atentado habría sido un bálsamo más que un delito. Nos habríamos ahorrado 40 años de dictadura. Pero estamos hablando de juego, de comedia televisiva, y el comando consigue que el actor no mate a nadie en absoluto.

La escena del intento de asesinato la han resuelto con un punto de humorismo. El actor dispara, la pistolita no tiene balas, y lo más tremendo: aunque las hubiera tenido habría matado a un doble porque el Franco de verdad estaba por ahí con su escopeta cazando perdices. Esta serie es ingeniosa reinventando situaciones históricas.  Juegan al deporte escénico de lo que pudo haber sido y no fue, y eso siempre es divertido.

A veces cometen errores garrafales los guionistas. Por ejemplo al actor Rodolfo Sancho lo mataron la temporada anterior. Ahora le han vuelto a contratar y claro, le han tenido que resucitar retorciendo el guion de forma surrealista. Hombre, cuando un intérprete deja una serie porque le ha salido otro contrato, pongamos un culebrón en el Caribe, es aconsejable que tenga un accidente. Dejarlo en coma en una UCI. En stand by. Matarlo, y luego tenerlo que resucitar, es una chapuza.