TÚ Y YO SOMOS TRES

El Dioni, esposado, esperando un cerrajero

El Dioni, esposado, esperando un cerrajero. Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal.

El Dioni, esposado, esperando un cerrajero. Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal. / periodico

Ferran Monegal

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Permítanme que en estos tiempos de tragedia me incline hoy por el entretenimiento garbancero. Dentro de lo que cabe, intentemos reírnos un poco. Por ejemplo, El Dioni en Ven a cenar conmigo gourmet edition. ¡Ah! Esta semana le tocaba abrir su domicilio y hacer de cocinero de los invitados cotillas contratados por Tele 5. Barrio de Moratalaz. Pisito humilde. Gotelé por todas partes, incluido el techo. Sobre una estantería una placa de metal fino que ponía «Para el Dioni, el ladrón más honrado del mundo. Tus amigos de Lepe, Junio de 2009». Servilletas de papel, impresas como si fueran billetes de 100, 200 y 500 euros. Y encima de una mesita, las esposas, los grilletes de muñeca, que le pusieron a El Dioni cuando le trincaron en Brasil y lo deportaron hacia aquí. Las guarda de recuerdo. Es un sentimental. Y para impresionar a Bibiana Fernández –que cada vez que la miraba se ponía como un moto– se las colocó.

¡Ah! Fue tremendo. No se las podía sacar. No había manera de quitarse las esposas. Tuvo que llamar a un policía. El Dioni mantiene ahora muy buena relación con la poli. Contó que en el partido de fútbol anual que enfrenta a guardias civiles y gitanos, un encuentro balompédico muy tradicional y célebre, a El Dioni le llaman siempre. Juega un papel fundamental: hace de árbitro. Lamentablemente, el policía tampoco pudo quitarle las esposas, y tuvieron que esperar a que llegase un cerrajero de urgencia, con una radial, y que serrase allí mismo los grilletes. Como pueden comprender fueron escenas delitantes. Los invitados Bibiana, Víctor Sandoval y Carmen Borrego circulaban asustados por el minúsculo pisito, temiendo que el cerrajero con la radial le amputase una mano a EDioni. Y desperdigados por el mármol de la cocina, media docena de carabineros y un puñado de almejas aguardaban en espera de destino hacia la cazuela.

Mientras todo esto sucedía,  El Dioni intentaba amenizar la reunión haciendo reflexiones virtuosas, del tipo: «Cuando me pillaron, tuve remordimientos, pero luego, viendo cómo se están llevando el dinero otros, me considero el menos hijoputa. Tiene razón. Comparado con los grandes depredadores de la Gürtel, de los eres de Andalucía, del 3% y de los misales de Andorra, comparado con todo esto, les decía, el asalto al furgón que protagonizó El Dioni hoy queda reducido a una ingenua picaresca friki de la celtiberia show.