ENTREVISTA

Jordi Basté: "Los niños ven porno duro, y lo comparten"

JORDI BASTÉ

JORDI BASTÉ / periodico

Inés Álvarez

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Jordi Basté (Barcelona, 1965) celebraba el pasado domingo la vuelta de su programa para “incultos de la tecnología” como él, <em>No pot ser!</em>, en TV-3, y el martes anunciaba que había dado <strong>positivo en la prueba de coronavirus</strong>. Desde su encierro, da parte de su estado de salud. Días antes había explicado en la entrevista que había mantenido con este diario de qué iba esta segunda temporada, que es “más social”, y, como la primera, invita a la reflexión y al debate.

Antes que nada, ¿cómo se encuentra?

Como si fuera negativo. No tengo fiebre ni tos. Espero que ya haya pasado todo. Si estoy como ahora, continuaré haciendo cada mañana el programa desde casa.

Todos en casita. Es lo único que podemos hacer.

Si nos dicen que esta es la receta, por muy amargante que sea, nos la tenemos que tomar. Esperemos que sea lo más corto posible, pero lo tenemos que hacer. Y saldremos más fuertes.

Hasta hace poco lo que más nos preocupaba era la invasión del plástico. Y de eso trata el programa del domingo.

Sí. Estamos fatal, pero no tanto como los americanos, que tienen menos concienciación. En nuestro país hay empresas que contactan con pescadores para que los recojan en el mar y hacer ropa con ellos. Es una manera de reciclar. En este aspecto ponemos mucha incidencia en la mirada de los jóvenes, que nos están cambiando. En todo.

De hecho, esta temporada habla mucho de las nuevas generaciones.

No pot ser! está visto con dos miradas: la del adulto y la de del joven. Dos generaciones que son muy cercanas físicamente, pero, en cambio, muy alejadas desde un punto de vida tecnológico. Los jóvenes se han adaptado a la tecnología y a nosotros nos ha costado o lo hacemos de manera diferente. Ya se vio en el primero, en el que tratamos la manera que tienen de ver la tele.

Son ellos los que dominan también los e-sports

Sí. Hay Messis. Hay un chico que en los estudios no iba demasiado bien y ahora va a competiciones. Antes muchos padres querían que su hijo fuera un Maradona; luego, un Messi, y ahora hay gente que quiere que compita en e-sports porque se cobra mucho dinero. Yo, que soy de deportes, desconocía el poder de los e-sports. Pero cuando vine de la competición de Vistalegre, en Madrid, lo comenté a mi equipo, y la productora me dijo que su hijo de 10 años está enganchado al Fortnite.

Es preocupante, pero más el sexo virtual.

Eso es lo que más me ha impactado. Hicimos una encuesta anónima en un instituto sobre el consumo del porno y vimos que empiezan a verlo ¡a los 9 años!  Reunimos a unos padres estupendos que niegan que sus hijos vean porno y tuvieron un choque con la realidad. Además ven porno duro, en el que a la mujer se le humilla y golpea vejatoriamente. Lo ven y lo comparten.

Los jóvenes son adictos a las tecnologías, pero también los adultos. Usted lo es al móvil. Y Jordi Évole.

Normalmente mis ojos hacen de cámara, pero este es el programa en el que más hablo en primera persona. Me meten en una sala de cine y van pasado amigos y conocidos míos del negocio a los que les preguntan si soy adicto, como Laura Rosell, Marc Giró y Jordi Évole, y dicen que mucho. Con Évole hicimos una prueba física: qué pasa cuando suena el móvil y no lo coges. Cómo reacciona el cuerpo físicamente. Yo hablo de que soy adicto. Y le iría muy bien a la humanidad si los que lo somos lo reconociéramos. 

Las tecnologías han entrado hasta en las aulas.

Hay otra manera de estudiar. En Harvard hay una profesora que da clases a  40 alumnos repartidos por el mundo. Pero hay algo que me da miedo. Que en Silicon Valley, donde van los hijos de sus máximos responsables, está prohibida la tecnología a la escuela. Y es de madera, con jardines...

Algunas tienen cosas buenas. Como el estudio de la genética.

Eso es fascinante. Sí, el capítulo se titula Gen-ètica porque nos pone delante de un conflicto ético: ¿llegaremos a tener los niños rubios y con los ojos azules? Esa es la parte negativa. Pero tiene cosas extraordinariamente positivas: se podrán combatir muchos cánceres, el alzéimer... Le hemos hecho a Àngel Llàtzer un estudio de código genético para ver qué enfermedades puede desarrollar en un futuro. Yo no lo quería hacer, pero él, como es un loco maravilloso, dijo que sí.

Pero también pueden poner en peligro la democracia.

Hay algo bueno, ya nos pueden engañar tanto. El programa empieza con el debate político en el Congreso y juntamos a Josep Maria Ganyet, que es un experto tecnológico con los de Maldito Bulo, y, claro, vemos que desnuda a todos los políticos en tiempo real, y eso está muy  bien. Pero luego el programa se pregunta: ¿Google puede escoger al futuro presidente de EEUU? ¿Puede decidir que sea Trump?