TÚ Y YO SOMOS TRES

Evo Morales no es Carles Puigdemont

El expresidente de Bolivia busca visibilidad televsiva, Puigdemont ya tiene TV-3

Evo Morales no es Carles Puigdemont

Evo Morales, en México con Ustrell (TV-3). / periodico

Ferran Monegal

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Está concediendo muchas entrevistas. Ricard Ustrell (Quatre gats, TV-3) estuvo con él. Dentro de unas horas, en La Sexta (Salvados), Gonzo también nos ofrecerá su encuentro. O sea que desde su base de socorro en Ciudad de México, Evo Morales intenta visibilizar al máximo su situación como forzado expresidente de Bolivia. La entrevista de Ustrell ha sido excelente. Con la precisión de un cirujano experto y limpio, ha ido incidiendo en todas sus llagas y pústulas políticas, algunas causadas por su propia ejecutoria, otras sobrevenidas, y las ha puesto al alcance de la audiencia.

Es una forma útil de oxigenación de cara a la opinión pública. «Hay un video en el que usted da instrucciones para bloquear las ciudades y que no entren alimentos. ¿Condena el bloqueo?» le dijo Ustrell. Y un Evo balbuceante contestó: «Son montajes. Tergiversaciones...». ¡Ah! No habia convicción. No despejaba las dudas. «Trece años seguidos en el poder,  ¿es bueno para la democracia tanto tiempo?». Respuesta: «¡Logré crecimiento económico! ¡Los EEUU y las grandes potencias empresariales me cuestionan porque soy  indio!». Pero seguía sin transmitirnos lo que él seguramente quería. Ustrell le recordó que perdió el referendum y aún así quería perpetuarse en el poder. Y entonces Evo formuló un sorprendente argumento: «El cargo no se busca, es el cargo el que te busca». ¡Ah! Es una extrapolación de aquella frase de Picasso, «Yo no busco, yo encuentro». En Picasso, un artista, tenía sentido. En Evo, un político, parece tan extravagante como surrealista. 

Fue también muy interesante que Ustrell le hablase de Catalunya. Le preguntó que haría, como presidente, si una región de Bolivia quisiera independizarse. Contestó, esta vez con aplomo: «Eso jamás. ¿Qué presidente en el mundo aceptaría la división de su país?». Es verdad que ni  los aimara son los catalanes de Bolivia, ni Evo es Puigdemont, pero tienen algún rasgo común. La tragedia de todo presidente fugado o exiliado, es el temor de que el mundo le olvide. Ese infortunio se instala en su espíritu y no le deja dormir. La ventaja de Puigdemont es que tiene a TV-3 enfocándole todos los días. Se sospecha incluso que la corresponsalía que TV-3 tiene instalada en Belgica no está en Bruselas, sinó en una carpa en los jardines de la mansión de Waterloo. A Ustrell esta vez le felicito. Buena entrevista.