TÚ Y YO SOMOS TRES

En vista de lo que hay, Mussolini nos visita

El espanto del fascismo se cura riendo, y votando distinto

Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal. En vista de lo que hay, Mussolini nos visita

Leo Bassi, en el papel de II Duce (Late motiv). / periodico

Ferran Monegal

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Estos días Bob Pop está ejerciendo de presentador de Late motiv (#0 Movistar +). Tiene golpes muy buenos, de un sarcasmo muy tremendo. El martes nos decía: «Últimamente no eres nadie en televisión si no traes a un invitado fascista. Nosotros no queremos ser menos. Hemos traído a un fascista pata negra. ¡Que entre Benito Mussolini!». Y efectivamente, mientras por la megafonía sonaban gritos clamando «¡Duce! ¡Duce! ¡Duce!», apareció en el plató Mussolini. O sea, la versión teatral que Leo Bassi está haciendo del dictador italiano, en la Sala Mirador de Madrid. ¡Ah! Estaba contento Il Duce. Exclamó: «Soy un hombre feliz. Después de 85 años de mi derrota, el fascismo está volviendo en todo el mundo. En España también. Pero éstos de ahora son unos aficionados. Necesitan un profesional como yo». Y acto seguido pasó a dar las líneas maestras para que los fascistas de hoy prosperen y puedan cabalgar imparables hasta la victoria final. Contó, por ejemplo, que ya no hay que luchar contra el comunismo porque «en Rusia ya son más capitalistas que aquí».

Tampoco contra el feminismo, porque «conozco señoras que son más fachas que yo, como Esperanza Aguirre». Y acabó alertando de que el peligro progresista ahora está en el Vaticano, con este Papa, el Papa Francisco, que es un diablo rojísimo. Después de su arenga, se sentó junto a Bob Pop. Y emergió el Leo Bassi mordaz y estupendo,  y decía: «Bob, yo como bufón tengo la obligación de tocar los cojones a los líderes fascistas. La mejor manera de quitarnos el susto es hacer reir».

¡Ah! Es oportuna esta denuncia sarcástica sobre la resurrección de Mussolini. Ya sabemos que Franco tampoco se ha muerto del todo a pesar de que le hayan cambiado de tumba. O sea que la función del payaso, bien entendida, también es escenificar las peligrosas derivas político-sociales que se produzcan. «Tiemble después de haber reído» decían hace muchos años en La Codorniz. A mí me gustaría que Bassi recuperase aquel ventilador que sacaba hace 20 años en Crónicas Marcianas. Le ponía delante una enorme cagada o boñiga, lo enchufaba, y lo dirigía hacia el público. Y todos quedaban pringados de caca hasta la coronilla. Gritaba entonces Bassi«¡Salir en la tele es cubrirse de mierda!». Ahora debería gritar: «Ojo con lo que votais, maldítos, o acabaréis cagados de por vida!».