TÚ Y YO SOMOS TRES

Estríperes frente a las plataformas de pago

Ferran Monegal

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Confía A-3 TV en que la constante aparición de esculturales estríperes en su serie Toy BoyToy Boy actuarán como gancho y elevarán la audiencia de manera colosal. Por ahora parece que el gancho engancha menos de lo que se esperaba. No es por falta de esfuerzos ni de ganas. El protagonista --que interpreta Jesús Mosquera-- no escatima buena voluntad. No hay capítulo –y ya llevan tres emitidos–  en que no salga cuatro o cinco veces en tanga. Cuerpo espectacular. Y el Club Inferno, que es donde ejecuta su arte con otros tres o cuatro boys también esculturales, se llena cada noche de señoras, de muchachas, de personal femenino en general, que celebran despedidas de solteras y despedidas de casadas, y disfrutan una barbaridad tocando a los boys con sus manos, besándoles, prendiéndoles en el tanga billetes de 20 o 50 euros sobre la marcha, y se arman unas juergas sensacionales. He advertido que cuando se celebra una despedida de casada la orgía alcanza mayor intensidad. Es natural. Una despedida de soltera en el fondo es celebrar un amarre, una forma de encadenarse. La despedida de casada en cambio es la liberación, es mandar a la porra al pollastre. Y eso provoca en las damas una excitación muy particular. Los estríperes del Club Inferno hacen siempre un número provocador impecable. Pero a pesar de la excitación del estriptís, la serie, repito, no acaba de enganchar.

¿Qué pasa ultimamente con las series, la mayoría de las cuales no llegan ni al 10% de cuota de pantalla? Malaka (TVE-1), por ejemplo, es una serie excelente, dura, atractivamente descarnada, real, sin trampa ni cartón, y no cuaja. Pequeñas coincidencias (A-3 TV) es una deliciosa comedia, muy disfrutable, y la cadena ya la está empujando hacia la madrugada porque no consigue resultados aceptables. Las señoras del (H)AMPA (T-5), una especie de thriller garbancero, muy divertido, muy despendolado, y tampoco ha logrado posicionarse.

¡Ah! Quizá el mundo de las series será en poco tiempo patrimonio exclusivo de las plataformas de pago. Y quizá las cadenas en abierto,  las tradicionales, a lo máximo que podrán aspirar es a transformarse en productoras a sueldo de esos monstruos tan potentes como son Movistar, Netflix, HBO, Amazon Prime... Son verdaderos colosos. A su lado, los imperios Mediaset y Atresmedia, son estríperes enanos.