TÚ Y YO SOMOS TRES

Abascal con ibuprofeno asusta menos

Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

Santiago Abascal en 'El hormiguero' (A-3 TV). / periodico

Ferran Monegal

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Cuando Pablo Motos (El hormiguero, A-3 TV) le dijo que, por haberle invitado, había recibido más insultos que en 14 años seguidos de programa, Santiago Abascal echó mano al bolsillo, le lanzó un blíster de píldoras, y añadió: «Yo también estaba preocupado por ti. Por eso te he traído estos antiinflamatorios». Oportuna terapia. Es el propio Abascal quien aconseja que cada vez que le veamos en la tele nos tomemos un ibuprofeno, para evitar inflamaciones y que nos haga menos daño.  Evitó en esta ocasión Pablo Motos dar entrada a su invitado con su habitual «¡Ha venido a divertirse a El hormiguero. Esta vez la palabra diversión ha quedado aparcada. No estaba el horno para bollos, y menos con el cacao que había en las redes, llamando a boicotear el programa. ¡Ah! Estos llamamientos siempre producen el efecto contrario: con Abascal se ha conseguido la mayor audiencia de la historia de El hormiguero (23,5%), solo superada por tres décimas por Isabel Pantoja, cuando estuvo en el 2017.

Abascal entró intentando concitar simpatía y buen rollo. O sea, estaba bien aconsejado por sus asesores de imagen. Los primeros 10 minutos consiguió un cierto clima de ji ji ja já. Cordial. Campechanía en general. Motos le aplicó entonces la técnica de acotarle los temas y que bajase a lo concreto. Lo que se llama en el argot: que se vaya mojando. Inmigrantes («En Melilla, una valla más grande»), aborto («La mujer es dueña de su cuerpo pero no del ser que lleva dentro»), armas («Cuando entran en tu casa tienes derecho a defenderte, y si no tienes un arma con el cuchillo, o con el cenicero»), Catalunya («Aplicar el 155, Torra a la cárcel, TV-3 intervenida, Mossos disueltos»). O sea, se fue retratando.

Fue interesante su pincelada sobre su propia condición de político dolido porque dice que se le niegan plataformas mediáticas. Usó un argumento de contraste: «Pablo Iglesias se declara comunista, canta la Internacional, glorifica al Che Guevara, y sale en todas las teles. Yo nunca he dicho ser fascista ni facha, no voy con el brazo levantado, y no obstante cuando me invitan a la tele las presiones son brutales».

¡Ah! Este es un tema meditable. Vox logró en las últimas elecciones 2,6 millones de votos y 24 escaños en el Congreso. Es lo que hay. Cuidado con los cordones sanitarios cuando hablan las urnas y la democracia.