TÚ Y YO SOMOS TRES

Cama de matrimonio al rojo vivo

Tu y yo somos tres por Ferran Monegal.

El lecho matrimonial de Pastor y Ferreras. / periodico

Ferran Monegal

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Son tantas las celebritys que pasan a lo largo del año por El hormiguero (A-3 TV) a entretenerse, que Pablo Motos y Jorge Salvador, cada vez que inician nueva temporada, nos confeccionan una filmación cómica, un corto, en donde crean una historieta en la que salen todos. Es una manera de demostrar, con ingenio espumoso, la potencia del programa, su poder de convocatoria.

Ahora que han comenzado su saison número 14 los han embarcado a todos en un 'Titánic' de broma; y el momento, el gag, que más nos ha gustado ha sido cuando nos han ofrecido un primer plano de la periodista Ana Pastor en uno de los camarotes, en la cama, exclamando ilusionada: «¡Ay!, cariño, ¡por fín unos días juntos!». Y al abrir el plano y contemplar la cama al completo, vimos que se había acostado... ¡con una tele! Un televisor en el que se veía a Antonio García-Ferreras presentando su programa en La Sexta. ¡Ah! Es portentoso. El oficio del periodismo está tan incrustado en el alma de este virtuoso matrimonio, que incluso el colchón matrimonial se funde con el plató de la tele. Yo creo que Antonio, que es listo y previsor, eligió para su programa precisamente el nombre Al rojo vivo, con una hermosa y picante intención.

CELIA Y MÁXIMO, EXMINISTROS .– Que Máximo Huerta haya fichado a Celia Villalobos para su programa A partir de hoy (TVE-1) me parece una idea excelente. Pero se ha equivocado metiéndola diluida entre otros tertulianos. Máximo y Celia debería ser un cara a cara. Recuerdos y anécdotas ministeriales de dos exministros, frente a frente. Es verdad que lo de Máximo fue breve. Pero cuidado, sumando los siete días de Máximo como ministro de Sánchez, y los 800 de Celia como ministra de Aznar, daría para unas sesiones de cotilleo político muy sabroso. El cara a cara en la tele siempre funciona. Este martes Máximo se sentó, face to face, con Pepe Sacristán. Le pidió que recordase algún momento de esa obra prodigiosamente profunda y delicada, Señora de rojo sobre fondo gris, que escribió Miguel Delibes en memoria y tributo a Ángeles, su esposa. Sacristán exclamó con sobriedad. Sin artificios. Parco. Intenso: «Nada importaba los silencios,  el tedio de las primeras horas de la tarde. Estabamos juntos. Era suficiente». ¡Ah! Son instantes, rarezas colosales que ocurren muy pocas veces en la tele.