EL REGRESO DE UNA SERIE MÍTICA

Sensación de revivir, con homenaje a Luke Perry

La crítica salva a la nueva secuela de 'Sensación de Vivir', que aporta una vuelta de tuerca sobre el formato original

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Ricardo Mir de Francia

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Durante diez temporadas en los años 90, la serie ‘Beverly Hills, 90210’, emitida en España bajo el título ‘Sensación de Vivir’, consiguió algo bastante improbable, que millones de espectadores se identificaran con una pandilla californiana de adolescentes megarricos instalados en una vida de privilegio, mansiones y descapotables. Lo que ahora se llama el 1%. Probablemente ayudó que fuera una de las primeras series centradas en unos chavales de instituto y que en España la emitiera Tele 5 coincidiendo con el debut de los canales privados. Ninguno de sus personajes tenía particular hondura, pero Darren Star y Aaron Spelling lo suplieron enredando sus vidas con asuntos cercanos al común de los mortales como la búsqueda de la identidad, los líos amorosos, los escarceos con las drogas o el acoso escolar

La generación que hoy ronda los 40 se comió los macarrones y el arroz a la cubana pegada a aquella serie con trama serpenteante de culebrón de pubertad. Y las carpetas del cole se llenaron con las pegatinas de Brenda (Shannen Doherty), Kelly (Jennie Garth)Brandon (Jason Priestley)Dylan (Luke Perry)Donna (Tori Spelling) o David (Brian Austin Green). A todos ellos va dirigida la enésima secuela o ‘spin-off’ de la serie tras ‘Melrose Place’, ‘Grosse Pointe’ o ‘90210’.

Fox estrenó este miércoles en Estados Unidos el primero de los seis capítulos de ‘BH90210’, que por el momento no emite ningún canal en España. En el ‘reboot’ están todos los principales protagonistas salvo el malogrado Perry, fallecido en primavera a causa de un derrame cerebral y al que se honra en el estreno con varias menciones, guiños y créditos finales

Como sucede habitualmente con el negocio televisivo de la nostalgia, no hubiera pasado nada si Fox nos hubiera ahorrado a todos el trance de recordarnos que nos hemos hecho viejos, pero al menos ha sido lo suficientemente inteligente para darle una vuelta de tuerca al formato. La nueva serie no recupera las vicisitudes de los personajes dos décadas después de donde se quedaron, sino que es una extraña metaficción centrada en la vida de los actores que interpretaron el producto original. Tiene parte de ‘reality’ y parte de ficción, lo cual le da un punto de acertijo a la cosa que mantendrá entretenidos a los antiguos fans. Como en la vida real, Spelling tiene serios problemas financieros; Garth se enfrenta a su tercer divorcio y Austin Green está casado con una mujer bastante más famosa que él (Megan Fox).

Todo empieza con la reunión de todos ellos en Las Vegas para celebrar con una rueda de prensa los 30 años del inicio de la serie original. Y dado el escenario, se bebe de más de la cuenta, hay cuernos de alcoba y se dicen cosas que no se deberían haber dicho. El inicio es demente, con una sucesión de 'flashbacks' desconcertantes, pero a medida que se estabiliza la narración el capítulo se deja ver plácidamente mientras uno se acaba los macarrones. 

De hecho, la crítica estadounidense ha reaccionado con admirable compasión. “Más allá del nivel de confusión que sentimos a lo largo del primer capítulo, el resultado es bastante delicioso”, ha escrito el portal de entretenimiento ENews. “Teniendo en cuenta cómo van las crisis de mediana edad, podría haber sido mucho peor que el ‘BH90210’ de Fox, una inteligente y deliberadamente cursi reunión del reparto original”, opina 'The Washington Post'. Para NPR, la radio pública, el arranque de la serie es “extraño”, pero “lindo”, “la clase de producto que te entretiene mientras doblas la ropa y sin que vuelvas a pensar en él”.