TÚ Y YO SOMOS TRES

Vamos a desnudarnos que llega la tele

Ferran Monegal

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Para que entremos en agosto bien fresquitos A-3 TV acaba de estrenar El contenedorEl contenedor, programa que consiste en desnudar a unas cuantas familias, quitarles todo, y que durante algunos días circulen en pelotas. ¡Ah! Sacar a la gente en bolas –lo llaman naked sessions– es una idea que a los que hacen televisión les emociona. El pintoresco Discovery Channel, por ejemplo, lleva tiempo haciendo programas así. Son reality shows, variante nudista. Recuerdo títulos como Supervivientes al desnudo, y tambien Aventura en pelotas, trabajos que consisten en soltar en pelota picada a criaturas por zonas selváticas del mundo, y el gancho televisivo es verles sumergidos en plena naturaleza asilvestrada, desnudos completamente. En realidad ir desnudo en un contexto selvático no desentona. No hay ningún animal silvestre que vaya vestido. Ni las cabras llevan faldas ni los osos pantalones.

Ahora, en este Contenedor de A-3 TV, es distinto. Tienen que circular por las calles, hacer vida urbanita, y es un espectáculo muy entretenido para los vecinos que lo contemplan, mientras ellos van tapándose las partes como pueden, con cartones, con restos de bolsas de plástico. O sea, ir desnudos en un contexto ciudadano provoca el factor vergüenza. O pudor. Ese es el tema. Te presentas en un restaurante, en bolas, y es difícil que te den mesa. Una de las concursantes le decía a su novio mientras circulaban desnudos por las calles de Sabadell: «Nosotras lo tenemos más difícil. Las chicas tenemos tres cosas que taparnos, los chicos solo una». Tiene toda la razón.

Otra de las variantes de este reality es que también les dejan el piso, la vivienda, como si hubieran pasado por allí los de La casa de papel; es decir, les roban todo, solo les dejan las paredes. Eso les provoca un desconcierto enorme. Lo que más les duele es dormir en el suelo. Es una constante en todos los concursantes: lo que más ansían, lo primero que reclaman, es el colchón.

El programa, quizá para disimular que se trata de un simple reality show, nos dice que esta experiencia les ayudará a valorar lo que tienen, y a comprender que para ser feliz no hacen falta tantas cosas. Esa parte de moralina sobrepuesta es lo más cargante de todo. Lo único que están deseando los que van en bolas es volver a recuperar todo lo que tenían. Y con el dinero que le pague la tele, seguramente comprarse más cosas.