TÚ Y YO SOMOS TRES

Que coman bazofia, solo son turistas

Chicote, en la Rambla, en plan turista. Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal.

Chicote, en la Rambla, en plan turista. / periodico

Ferran Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Siendo España un paraiso gastronónico, ¿qué les damos de comer a los turistas que nos visitan? Esta es la pregunta que nos ha planteado Chicote  (¿Te lo vas a comer?, La Sexta). Se la ha respondido él mismo viajando a las zonas más turísticas de Barcelona, Sevilla y Madrid. Como era de esperar, ha sido bastante terrorífico. Solo Sevilla se ha salvado un poco. En un restaurante del mítico barrio de Santa Cruz, el salmorejo era una birria y las croquetas era material para pegar ladrillos, pero al menos la tortilla de patata estaba jugosa y en su punto.

En Barcelona se ha sentado en la terraza de uno de los muchos restaurantes de la Rambla. Ha pedido paella de marisco. El dueño del local, viendo que era Chicote, y que iba rodeado de cámaras, no se atrevió a darle el infecto arroz congelado que ellos sirven. Mandó a dos camareros a comprar la paella en otro sitio. Chicote se percató del engaño, y le dijo al propietario: «Usted me está tomando por imbécil. Se está usted riendo de mí». ¡Ah! Peor fue en Madrid. En un restaurante de la Puerta del Sol ni siquiera quisieron servirle. El dueño, viendo las cámaras, mandó aun camarero a decirle: «Señor Chicote, no nos queda ni paella ni nada en absoluto». En la mesa de al lado a unos alemanes les iban sirviendo sin parar arroz tipo chicle.

La semana pasada Chicote estuvo por Portugal y Galicia. Hizo la ruta del blanqueo de la almeja. Cientos de kilos que vienen de una zona de Portugal, bajo el puente Vasco de Gama, de aguas infestadas de metales pesados, o de China, o de vaya usted a saber. Llegan clandestinamente a empresas de Arousa, Cambados, O’Grove..., y salen de allí con un sello que pone ‘Almejas de Galicia’. Negocio redondo: las compran a tres euros el kilo y las venden al quíntuple.

¡Ah! Estos ejercicios televisivos de Chicote son útiles. Desenmascaran a tramposos sin escrúpulos. Residencias de ancianos, comedores escolares, cocinas de hospitales... Y ahora restaurantes para turistas. A todos les ha hecho la foto. Ya no es solo picaresca lo que vemos. En el caso de la infame comida que les dan a los ancianos y a los niños, es delincuencia pura. No sé cuanto tiempo podrá seguir haciendo Chicote esta labor. Ya es demasiado famoso. Le reconocen enseguida. Y con cámaras asusta más todavía. Todo delincuente huye de la luz. Y esta es una de las pocas veces que la tele ilumina.