ENTREVISTA

José Corbacho: "Trabajar en 'Juego de niños' era un sueño de niño grande"

El actor, director, guionista y humorista, acostumbrado a jugar en programas como 'Masterchef celebrity' y 'Tu cara me suena', ha disfrutado como un crío en la nueva edición del mítico concurso de TVE-1

JOSÉ CORBACHO

JOSÉ CORBACHO / periodico

INÉS ÁLVAREZ

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Curtido en esa escuela que es La Cubana, José Corbacho (L’Hospitalet, 1965)  ha ido encadenando trabajos como actor, director (suyas son las películas 'Tapas', 'Cobardes' e 'Incidencias' y la serie 'Pelotas'), guionista y humorista. Y es que es un artista todoterreno que se atreve con todo: igual te hace una esferificación en 'Masterchef celebrity' que canta (con un resultado hilarante) en 'Tu cara me suena' o se tira a la piscina (literal) en 'Mira quién salta'. El caso es jugar. Ahora lo hace en 'Juego de niños'. 

Cuando se estrenó el programa, en 1988, usted comenzaba otra aventura: La Cubana.

Sí, de hecho yo fui al 'Juego de niños original con La Cubana. Fuimos invitados porque estrenamos un espectáculo maravilloso, Cómeme el coco negro. Y cuando me dijeron que el espacio volvía a TVE, primero me pareció maravilloso, porque es un formato muy bonito para recuperar, y después, cuando supe que, además, lo presentaba Sardà, con quien curiosamente hemos coincidido en la vida, pero no trabajado nunca juntos... Para mí era un sueño de niño grande. Una oferta irrechazable. 

Dijo enseguida que sí, vamos.

¡Hombre, con los ojos cerrados! Como, además de esas definiciones locas con un humor surrealista propio de los niños que deben adivinar dos famosos, sacadas del programa original, ahora hay más secciones, colaboro en tres. Además, hago algo que me gusta mucho hacer en televisión, que es ir un poco  a la contra del presentador. De Sardà, que es un señor hecho y derecho, un señor mayor que intenta controlar este patio de cole. Pero a mí me deja salir un poco a alborotar el gallinero. Con lo que lo que hago básicamente es jugar.

¿Su primer programa con niños?

Pues sí. Casi siempre había jugado como un niño en los programas,  tanto en 'Tu cara me suena', como en 'Masterchef celebrity' o con Buenafuente. Pero en este programa todo lo bueno, la frescura, la origininalidad, el humor, lo aportan los niños. Sin los adultos se podría hacer, pero sin los niños sería imposible.

¿Los críos han cambiando? 

Han cambiado los niños, ha cambiado la tele, han cambiado los niños en la tele... Pero estos tienen una edad que yo creo que aún mantiene esa inocencia. Hay niños de  3  y 4 años y luego de  8 a 10. Porque hay programas en los que que hay niños que a los 8 o a los 9 años ya saben hacer de todo: cocinar, coser… Son niños mayores. Pero aquí se mantiene esa cosa. Y, sobre todo, a la hora de hacer definiciones te das cuenta de la facilidad que tienen para explicar cosas que para nosotros son complicadas, como el miedo,  un terremoto, el rey Felipe o el Papa.

Sin filtros, además.

Sí, sin ese filtro de la infancia que  luego nos hace que lo tengamos  que arreglar en el programa. Pero es muy bonito, porque ves a niños que son niños. Y eso está muy bien.

¿Usted tampoco tiene filtros?

No, lo que pasa es que es un programa muy familiar. Es para adultos, obviamente, pero muy blanco. Y hay mucho humor, porque los niños te dan  un montón. Además, cuando tienes sentados en ese sofá a gente como Boris Izaguirre, El Sevilla, Carlos Latre, Alaska y Mario, Berto Romero, La Terremoto…. ese humor se acaba multiplicando. Nos acabamos convirtiendo en muy niños. Pero jugamos de una manera muy blanca, porque el programa lo pide. Yo me intento poner filtrosr y, si algo se me escapa, ahí está Sardà para darme una colleja.

Cómo disfrutan los invitados...

Sí. Dicen que se lo pasan muy bien y, además,  juegan por un dinero que va destinado a una oenegé y eso les motiva. Y se ríen mogollón, porque los niños no dejan de sorprenderte. Conforme nos hacemos mayores, nos vamos estropeando y perdiendo esa capacidad de sorprendernos, pero aquí la recuperas. 

¿Y ya llaman otros para poder ir?

Eso lo sabrán los de producción. Pero es la típica cosa que en la primera temporada les cuesta encontrar invitados y, luego, cuando les cuentan o lo ven desde casa... A mí me encantaría venir de invitado. 

¿No se defraudará al nostálgico?

Lo bueno del equipazo, tanto Visiona TV como Jordi Roca, el director, es que han querido ser muy respetuosos. La primera parte, la de las  definiciones, es muy fidedigna. El primer interesado en respetar la esencia y el ADN del programa ha sido Sardà. Eso es muy bueno para los nostálgicos, que no podrán decir: «Este no es mi Juego de niños, que me lo han cambiado». Es cierto que tenemos el pelo más blanco --alguno ni lo tenemos--, pero el programa no defraudará a quien tiene ese recuerdo --aunque siempre es difícil luchar contra ellos-- y  atraerá a nuevas generaciones que no conocían el original y ahora lo descubrirán.

Ha demostrado ser buen cocinero, que puede cantar... ¿José Corbacho no sabe lo que es el miedo?

Miedo no hay que tener nunca. Y menos en esta profesión, que si hay algo que nos permite es jugar. Cuando eres niño juegas mucho y luego parece que pierdes la capacidad de hacerlo. A mí me sigue gustando jugar. Cuando se acaba un proyecto, cuando se apagan las luces de un plató, pienso: ¿y ahora qué? Porque yo no sabría hacer nada que no fuera en un plató o en un escenario.

Lo lleva en la sangre...

Y cuando estoy en mi casa parado más de dos días empiezo a inventarme cosas: me pongo a hacer un monólogo y me voy al Poliorama. O voy a escribir una serie. O a dirigir. Con Sardà lo hablábamos: en el año 88 él debutaba en la tele y yo en La Cubana. Llevamos casi 35 años en esta profesión y te das cuenta de que es de fondo y que cada día empiezas.

¿Es cierto que le falta la asignatura de Televisión para licenciarse de Periodismo? Porque mire que lleva años haciendo prácticas... 

¡Llevo 35 años! Un día estuve tentado de ir a la universidad y decirles: «Oye, ¿me la convalidáis?». Pero no quiero tratos de favor (ríe).