EL 3 DE MAYO

Cuatro hermanas y un funeral

Netflix estrena 'A pesar de todo', una comedia de enredo con Blanca Suárez, Amaia Salamanca, Belén Cuesta y Macarena García

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Juan Fernández

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A mediados de noviembre del año pasado hubo un duelo de pega en el cementerio de la Almudena de Madrid. Bajo una lluvia fina que fue arreciando con el paso de los minutos, a Blanca Suárez, Amaia Salamanca, Belén Cuesta y Macarena García se las vio llorando desconsoladas delante de un féretro coronado de flores sobre un fondo de rostros compungidos. Ganas entraban de abrazarlas y darles el pésame, hasta que la risa furtiva de una de ellas, que tardó pocos segundos en contagiarse, descompuso la estampa lúgubre y delató el engaño. Allí no había más fiambre que el rodaje de ‘A pesar de todo’, que esa tarde daba sus últimos coletazos después de cinco semanas de escenas, focos y claquetas para resucitar el 3 de mayo en el menú de novedades de Netflix.

Tampoco la película es un drama, precisamente, sino todo lo contrario. El cuarto largometraje producido enteramente en España por la plataforma –tras ‘7 años’‘Fe de Etarras’ y ‘¿A quién te llevarías a una isla desierta?’- es una comedia de enredo clásica y canónica, fiel a las reglas del género, protagonizada por las cuatro actrices en compañía de Marisa Paredes, Juan Diego, Maxi Iglesias, Rossy de Palma, Carlos Bardem, Emilio Gutiérrez Cabo y Tito Valverde.

Aunque la trama se desarrolla en Madrid y la coproduce la productora española Bambú, la cinta es la antítesis de la españolada. Ni su factura rezuma casticismo ni hay en ella referencias ‘typical spanish’, más allá de los países matritenses quedan encuadre a las escenas. Inspirada en las comedias británicas con toque romántico y final feliz, la película contiene los elementos idóneos para gustar en Calatayud lo mismo que en Vladivostok. Al fin y al cabo, van a poder acceder a ella los 137 millones de usuarios que Netflix tiene repartidos por todo el planeta. “Prefiero no imaginarlo, me da un ataque de pánico de pensar que me puede ver tanta gente”, suspiraba Belén Cuesta evocando la idea de la ubicuidad vestida de riguroso negro de velatorio.

Salvo por ese detalle, nada permitía distinguir el rodaje de ‘A pesar de todo’ de cualquier otra producción cinematográfica de tamaño mediano. “Bueno, sí, por lo bien que nos tratan. Se nota que en Netflix hay buen presupuesto, nos traen cada día unos 'catering' que están de muerte”, añadía entre risas la actriz, quien ya conoce “los lujos” de la plataforma de pago por su participación en ‘Paquita Salas’, cuya segunda temporada corrió a cargo de esta productora.

Entierro bajo la lluvia

El día del cementerio, la única preocupación que flotaba en el ambiente la ponía la lluvia y su amenaza de acabar arruinando la escena del entierro, pero a esa angustia se imponía la buena sintonía que se palpaba en el equipo, formado mayoritariamente por mujeres. “Seguro que eso ha influido en la calma que se respira”, observaba Blanca Suárez a cuento de un reparto poblado por actrices protagonistas y de un equipo técnico capitaneado por Teresa Fernández Valdésresponsable de la productora Bambú, y la argentina Gabriela Tagliavini, directora de la película, quien se deshacía en elogios para sus “chicas” bajo el entoldado que hubo que improvisar para proteger los monitores de la lluvia. “Es increíble el magnetismo que tienen, la cámara las ama”, decía señalando a Blanca, Amaia, Belén y Macarena, radiantes todas a pesar de estar simulando un duelo.

Las cuatro se conocen de anteriores producciones –Salamanca y Suárez compartieron reparto en ‘Fuga de cerebros’; Cuesta y García, en ‘La Llamada’ y ‘Villaviciosa de al lado’- y esa complicidad también influía en el ambientillo de recreo que se respiraba en el rodaje. “Han sido cinco semanas divertidísimas. Compartimos un humor parecido, nos hacen gracia las mismas cosas y nos hemos reído sin parar, lo cual se agradece cuando haces una comedia, porque ese buen rollo acaba transmitiéndose al otro lado de la pantalla. Nos ha costado rodar las escenas en las que aparecemos enfadadas entre nosotras”, confesaba Amaia Salamanca, condenada, fuera de escena, a ejercer de “hermana mayor” de las otras tres por motivos biográficos. “En la vida real tenemos edades parecidas, pero yo soy la única que tiene hijos, y aunque parezca que no, se nota. A menudo las oía usar un lenguaje juvenil que me hacía sentir una abuela”, suspiraba la actriz.

Cuenta les traía llevarse bien, ya que la película es ellas, prácticamente, y la cámara sigue sus pasos en todo momento. No hay ni una secuencia en la que no aparezca alguna, o las cuatro. La cinta arranca con la escena final del rodaje, la del entierro. Hasta este cementerio las ha llevado el aviso del fallecimiento de Marisa Paredes, madre de todas, quien a su muerte les ha dejado una sorpresa póstuma: en un vídeo grabado antes de desaparecer, les anuncia que el hombre a quien llamaban papá (Juan Diego), no es su verdadero progenitor, sino que las cuatro fueron concebidas por otros cuatro varones diferentes. Deberán averiguar sus identidades si quieren acceder a la herencia. El vodevil está servido.

El resto de la película, cuya premiere tuvo lugar en el pasado<strong> Festival de Málag</strong>a, es la yincana que las perplejas hermanas han de completar para descubrir quiénes son sus auténticos padres. En ese recorrido aflorarán las diferencias que las separan por carácter, gustos y expectativas vitales, todas engendradas por la misma madre, pero cada una hija de su padre.

Que hablen las actrices, que son las que mejor conocen a sus personajes: “Sara es la mayor, y también la más seria y ambiciosa. Se marchó a vivir a Nueva York hace cinco años y allí ha triunfado como empresaria de la moda. Se desconectó de la familia para dedicarse a lo único que le interesa, el trabajo”, cuenta Blanca Suárez acerca de su papel en el reparto, que es protagonista, además, de la nota romántica de la película: el día que emigró a América, su personaje dejó colgando una historia de amor que vuelve a dar coletazos cuando regresa a casa.

Toques de humor negro

El reverso irreverente y libérrimo de la correcta Sara es Sofía, la del 'piercing' en el labio, a quien da vida Amaia Salamanca. “Me he divertido mucho haciendo este papel, por lo sarcástica que es y por el humor negro que gasta. Sofía va a su bola, hace lo que quiere y no tiene pelos en la lengua, ni temor a lo que piense la gente. Es la artista de la familia, vive en París y es lesbiana, pero no tiene ningún conflicto con su sexualidad. Su único problema lo arrastra con la idea del compromiso estable con una persona”, describe la intérprete.

Los personajes de Belén Cuesta y Macarena García también son la noche y el día. “Claudia es la más clásica de las cuatro. Es la única que se ha quedado en Madrid, cerca de su familia, y su personalidad es convencional y tranquila, no le van los agobios. También es la más puritana. De hecho, se sentirá descolocada cuando sus tres hermanas irrumpan en su vida para enterrar a su madre y localizar a sus padres”, explica Cuesta. García, la menor de las cuatro actrices, también da vida al personaje más joven. “Lucía es la pequeña y siempre se ha sentido fuera de lugar en su familia y en su ciudad. Se marchó a vivir a Londres y es muy liberal en cuanto al sexo. Siempre sintió que su madre no la quería tanto como a sus otras hermanas, y esto le hizo albergar una herida que ha de afrontar a su regreso a casa”, cuenta la actriz.

La película relata la excursión de las cuatro a la búsqueda de sus verdaderos padres –se admiten apuestas entre los personajes que encarnan Maxi Iglesias, Carlos Bardem, Emilio Gutiérrez Cabo y Tito Valverde-, pero también da cuento del reencuentro fraternal de unas hermanas, tan distantes en carácter y alejadas en sus distintos destinos geográficos, pero unidas en el afecto. “En el fondo, lo que nuestra madre quería era que volviéramos a reunirnos. Esta aventura nos juntará de nuevo para siempre. La película también va de esto, del amor de cuatro hermanas alejadas por la vida, pero que descubren lo mucho que siguen queriéndose”, resume Amaia Salamanca.

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